VALORES HUMANOS
VALORES HUMANOS: TRANQUILIDAD

DIOS ES AMOR

CONGRESO LATINOAMERICANO DE EDUCACION EN VALORES HUMANOS

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TRANQUILIDAD


"Oh Eterna Serenidad! Líbrame de los arrebatos de furia que me conmocionan los nervios y me enardecen el cerebro. Que pueda yo quitarme
el hábito de la ira que nos hace desdichados a mí y a los que me rodean. No permitas que caiga yo en accesos de violencia egoísta que me hacen perder el afecto de mis seres queridos. Que no avive yo mis resentimientos
echándole continuamente leña a la hoguera. ¡Oh Reina de la Calma! Siempre que esté yo encolerizado, coloca frente a mí un espejo de disciplina, en el que pueda yo verme envilecido por la baja pasión de la ira. Nunca permitas
que nadie me vea desfigurado, con el rostro descompuesto por la rabia. Quiero poder solucionar todas mis dificultades en la vida, con pensamientos palabras y obras de amor, no de odio. Bendíceme para que las heridas
que causa la ira pueda yo curarlas en mí, con el ungüento del respeto a mí mismo, y en los demás, con el bálsamo de la benevolencia.
Haz que me de yo cuenta ¡Oh Espíritu!, de que aún mi peor enemigo es también mi hermano, y que lo mismo que me amas a mí, lo amas a él".
(1)

Al igual que una gota de agua sobre una hoja de loto desaparece muy rápidamente, debemos saber que nuestra vida es transitoria y que desaparecerá también muy pronto. El mundo está lleno de sufrimientos y el cuerpo humano lleno de enfermedades. Nuestra vida está llena de pensamientos turbulentos y se ve como una casa devastada. Según Sankara, en estas condiciones resulta posible vivir una vida tranquila únicamente siguiendo la senda divina y pasando por alto todos nuestros apegos mundanos. Pero mientras uno no sepa quién es, no podrá escaparle a estos pesares, mientras uno no realice la presencia del Señor en cada cosa, uno no podrá escaparle a este sufrimiento. Mientras uno no entienda que el nacer, el crecer, el vivir y el morir no apuntan sino a un propósito, el cual es llegar a entender la naturaleza del Alma, la única cosa imperecedera, le será imposible escaparle al sufrimiento. Al igual que la flor de loto nace en el agua, vive en el agua hasta que por último muere en el agua, también esta vida humana permanece y vive en el principio o realidad del Alma y, finalmente, se extingue en él.(2)
El único rayo de esperanza ante el sentimiento de temor, violencia, y conformidad obligada, odio y persecución que nos envuelve, es la Paz que uno puede ganar por medio del autocontrol y la práctica espiritual. Esa Paz permeará y purificará la conciencia interna así como la atmósfera eterna. La práctica espiritual (sadhana), es el aliento vital del hombre, la lucha por el poder, la riqueza y la ostentación no es sino el aliento del veneno. ¡Pobre y tonto el hombre que ansía el aire que lo va a destruir, el alimento que lo atormentará y la bebida que lo corromperá!. Se deleita en arruinar su naturaleza y negar su propia excelencia. Esa es la tragedia de la civilización.(3)
Con "Paz", los países occidentales quieren decir el intervalo entre dos guerras, cuando se deben hacer vigorosos esfuerzos para vengar la ofensa de la derrota y consolidar el botín obtenido, además de prepararse para la siguiente batalla. ¡Eso no es Paz!. Cuando el hombre piense lo bueno, hable lo bueno y haga el bien, entonces vendrá la Paz, pero ahora habla de lo bueno aunque piense mal y se proponga hacer el mal. Ignora el principio de la inmortalidad que es su esencia, el principio del amor que es la sangre de la comunidad humana, se niega a sí mismo el don de la paz y corre hacia su propia destrucción, ya que destruyendo a otros se destruye a sí mismo.
Es sólo en la contemplación de la belleza, la majestad y la omnipresencia de Dios, que uno puede estar en Paz.(4)
Quien sea capaz de controlar completamente sus sentidos, estará en la posición de obtener la Liberación. Sin control de los sentidos no pueden alcanzar felicidad en ninguna vocación o tarea. Si permiten que los sentidos se desboquen, el resultado será tribulaciones y no alegría. Algunas personas tienen la idea errónea de que están perdiendo la esencia misma de la vida si controlan sus sentidos y si se niegan los placeres de los sentidos. Esta es una idea equivocada. No deben pensar que están controlando o restringiendo los sentidos. El verdadero sentido y significado de este proceso, no es evitar que los sentidos ejecuten sus funciones, sino dirigirlos, regularlos y canalizarlos adecuadamente. Solamente así podrán ser capaz de gozar de la verdadera delicia de la mente y el placer real del espíritu.
La ira, el orgullo y otras pasiones reducen al hombre al nivel de un lunático y en ocasiones lo degradan al nivel de un animal. Es por esto que es muy necesario que reconozcan el conocimiento distintivo, el conocimiento integral y el conocimiento supremo que están latentes en el hombre y los conduzcan y canalicen adecuadamente y logren así el elevadísimo estado de la Bienaventuranza Suprema. La causa de todos los problemas, confusión y torbellinos radica en el hecho de que se ha perdido el control de los sentidos. Si dejan sueltos los sentidos y sin control, no podrán reflexionar adecuadamente, ni pensar tranquila y racionalmente. De esta forma, frecuentemente son arrastrados a cometer malas acciones. La ira es como un intoxicante que induce a actuar mal. Esta es la fuente de todos los pecados. Es un gran demonio. La ira conduce a cometer otros pecados.
En sus vidas diarias, cuando se enojan, sus nervios se debilitan, se hacen frágiles y pierden el control de sí mismos. Un momento de ira puede incluso drenar la energía que han acumulado a través de buenas comidas durante tres meses. La ira no solamente los debilita y se lleva los logros de sus buenas acciones, sino que los hace más frágiles. Si son capaces de controlar esta ira, estarán en posibilidades de lograr méritos a través de pronunciar el Nombre del Señor.
Mientras perdure el sentimiento de ira y el ego en sus corazones, no serán capaces de sentirse bien en su vida y sentirán enferma su mente. La ira es el más grande de los enemigos y la calma interior es la mejor de las protecciones. La alegría es el cielo propio y la tristeza el infierno propio. Aquel que está poseído por la ira, será repudiado por la gente, porque cometerá muchas malas acciones. La ira conduce a muchos pecados. Primero deben esforzarse en controlar esta emoción de la ira. En algunas ocasiones el ego también introduce el sentimiento de ira. El prestigio de alguien es en ocasiones socavado por su propia riqueza y por su orgullo por poseerla. La fortuna de alguien produce cierto distanciamiento entre él y sus parientes y amigos. A causa de su propia ira la gente pierde todo y se expone a tremendos sufrimientos.
Si aspiran a la Realidad trascendental y a la Divinidad, tienen que decidirse a tener bajo control a esta tremenda emoción de la ira. La ira es causada por la debilidad. Pero no por la debilidad del cuerpo, sino por la de la mente. Para darle fuerza a la mente y eliminar su debilidad, es necesario llenarla con buenos pensamientos, buenos sentimientos y buenas ideas. Al igual que una pira funeraria consume el cuerpo, una mente agitada reduce a cenizas el cuerpo viviente. Es una muerte en vida vivir obsesionado por el orgullo, el ego y la ira. Se describe como "Sthitapragna" al estado de la mente en el cual se vencen estas cosas. Un Sthitapragna es alguien que no está exaltado de júbilo ni deprimido por la pena. El puede tomar la alegría y la tristeza a su paso con la misma ecuanimidad mental.
Tal vez ustedes piensen que no es fácil controlar los sentidos. Aun si no es fácil controlarlos, es muy fácil dirigirlos hacia Dios y darles una nueva orientación. Dirigiendo el poder de los sentidos hacia Dios, todas las impurezas de los sentidos son eliminadas con este proceso. El primer paso es cultivar el amor hacia todos los seres vivientes. Esto ayuda a controlar los sentidos y a dirigirlos hacia Dios.
El control sobre los sentidos les ayuda a liberarse de todas las malas tendencias. Cuando sus mentes están perturbadas por malos pensamientos, traten de sentarse en un lugar y pensar en Dios, luego se pondrán contentos.(5)




(1) Oración de Paramahamsa Yogananda: "Que pueda yo quitarme el hábito de la ira"-
(2) Lluvias de Verano - Tomo 2 - Bhagavan Sri Sathya Sai Baba - Pag. 107 -
(3) Mensajes de Sathya Sai - Vol. VII - Bhagavan Sri Sathya Sai Baba - Hyderabad, 9-3-68 - Pag. 20 -
(4) Mensajes de Sathya Sai - Vol. VII - Bhagavan Sri Sathya Sai Baba - Prashanti Nilayam, 14-10-69 - Pag. 92 -
(5) Lluvias de Verano - Tomo 1 - Bhagavan Sri Sathya Sai Baba - Pag. 181 -

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