Con Bendiciones y Amor Sri Sathya Sai Baba |
Todos son miembros de un solo cuerpo, alimentados por la misma sangre, impulsados por la misma voluntad, la voluntad de Dios; unidos por la misma ley divina. Esta es la forma cósmica que se debe ver y experimentar: Dios en todos, Dios en todas partes. Esta los proveerá de bienaventuranza permanente.
Los sentimientos de odio, maldad, envidia, y orgullo que crean la separación entre los hombres que pertenecen a la misma familia, surgen de la identificación con el cuerpo. Ustedes sienten y creen que son el cuerpo; "saben" que su cuerpo está separado de los otros cuerpos; hablan de su propia hambre, sed, familia, comunidad, Estado, poniendo así límites como enemigos, extraños, competidores. Pero la fuente es una sola, el sustento es uno solo: Dios es el padre, la humanidad es los hijos. Pongan atención a la paternidad más que a la hermandad. Esto hará resaltar cada vez más la fraternidad en sus corazones y removerá el veneno de las distinciones que ha surgido debido a su ignorancia. El hombre es un peregrino que ya ha recorrido un largo camino de nacimiento en nacimiento. El camino que ya ha transitado determina el que le queda por andar todavía. Si ha perdido su camino y vaga sin rumbo por los desiertos y selvas, le quedará una mayor distancia que recorrer todavía. Si ha avanzado rectamente, su peregrinar terminará pronto y con éxito. Cultiven el afecto por sus compañeros de peregrinaje, busquen conocer el camino correcto, aprendan a guiar y sean firmes en su empeño de llegar a la meta, seguros y rápidamente.(1) De hecho una de las virtudes principales y más altas del hombre es la tolerancia. Lamentablemente, el hombre desarrolla una visión extremadamente estrecha; en lugar de expandir su corazón, lo constriñe alimentando ideas como el "yo", "el mío" y el "para mí". Equivocadamente piensa: "Sólo importo yo y lo mío. Los otros son algo ajeno y diferente a mí. ¡No son de mi incumbencia!". En tanto ideas tan estrechas como éstas estén enraizadas en nuestro corazón, no podrá crecer nunca en él la flor de la tolerancia. Solamente cuando logremos desarrollar el sentimiento de que todos somos hijos de Dios, que conformamos una hermandad única y que nadie es realmente ajeno y extraño a nosotros, se abrirá la flor de la tolerancia en nuestro corazón. Sólo cuando haya Amor habrá tolerancia. La tolerancia no es sino el resultado del Amor y la compasión hacia todos los seres. Un pequeño ejemplo. En nuestro hogar están nuestros hijos y también nuestro sirviente. Lamentablemente nuestro hijo ha adquirido malos hábitos; diariamente despilfarra dinero o algo de la casa. En estas circunstancias lo reprendemos y, a lo sumo, llegaremos a castigarlo; pero jamás pasaría por nuestra mente entregarlo a la policía. En cambio, si el sirviente comete el más mínimo hurto, si llega a robar aunque sea una pequeña cucharita, de inmediato lo denunciamos y lo entregamos a la policía. ¿Cuál es verdaderamente la razón para que mostremos tanta indulgencia hacia nuestro hijo, por grandes que sean los robos que esté cometiendo, en tanto que por el insignificante robo de una cucharita creamos casi una epopeya y entregamos al sirviente a la policía? Esto responde únicamente a la estrecha idea: "El niño es mi hijo, me pertenece", piensan, en cambio, que el sirviente es algo ajeno, que no les pertenece ... y de allí que no quede lugar para la tolerancia hacia el sirviente en nuestro corazón. Unicamente cuando hayamos logrado un corazón amante y el sentir "todos son míos" podrán adquirir la virtud de la tolerancia. Y sólo entonces podrá también crecer el Amor en ustedes. Esta es la razón por la cual se ha dicho que el Amor sólo vive gracias al dar y al perdonar. El Yo vive gracias al recibir y al olvidar. Por ello, si deseamos cultivar en nuestro corazón la flor de la tolerancia, debemos empezar por promover el Amor hacia todos los seres y, entonces, ella florecerá automáticamente en nosotros.(2) Cuando se violenten y se enojen con alguien, vayan tranquilamente a beber un vaso de agua fría o repitan el Nombre del Señor para superar su enojo, o recuéstense en su cama a esperar a que pase el ataque de furia. Mientras están enojados ustedes insultan al otro y él hace lo mismo, se exaltan los ánimos, se acaloran y se hacen un daño que perdura. Recuerden: cinco minutos de cólera dañan la relación de cinco generaciones. Dejen que la lengua, acostumbrada a la amarga fruta de los triunfos mundanos y los desastres, pruebe la dulzura de la incesante repetición del Nombre del Señor. Experimenten esto por un tiempo y se sorprenderán de los resultados. Ustedes podrán ver el gran adelanto en la paz y la estabilidad, en ustedes y a su alrededor. Aprendan esta fácil lección, sumérjanse en la alegría y dejen que otros compartan esa alegría con ustedes.(3) No rieguen y alimenten el árbol de los deseos. La intolerancia es el producto de la ira, el odio y la envidia. Hagan todo lo posible por suprimir desde el primer brote de ira. No llega sin previo aviso, el cuerpo se calienta, los labios se van crispando, los ojos se enrojecen, de modo que cuando sientan la primera indicación, beban un baso de agua fresca, sórbanlo lentamente, cierren la puerta y acuéstense en la cama hasta que el ataque pase y puedan reírse de su propia locura. Esto puede parecer difícil, pero deben practicarlo, pues si ceden a la ira las consecuencias serán tan desastrosas que tendrán que arrepentirse de ello durante mucho tiempo. No se precipiten a sacar conclusiones, abandonando su discernimiento. No nieguen la validez de su propia experiencia. Apóyense en su propia fuerza, inconmovibles ante la adulación o la denigración. Sigan mi ejemplo: ninguna de ellas me afecta, sigo adelante, solo, sin detenerme y por mi propia voluntad. Soy mi propio guía y testigo. Tengan plena fe en esto.(4) El Señor es Amor, su forma es Amor, Todos los seres son Amor, el Amor salva y sirve Sólo del Amor puede surgir el bien, El Amor revela a Dios en todo. El amor une a una persona con otra; el amor junta una cosa con otra. Sin amor el Universo no es nada. El Amor Supremo nos hace conscientes del Señor en cada uno de nosotros. El Señor está igualmente presente en todo. La vida es amor; el amor es vida. Sin Dios, privado de Dios, nada ni nadie puede existir. Vivimos en y a través de la Voluntad Divina. Es esa voluntad la que opera como amor en cada uno de nosotros. Es él quien inspira la plegaria: "Que todos los mundos sean felices". Así, él nos hace conscientes de que el Dios que adoramos, el Dios que amamos, el Dios por quien vivimos está en cada ser como amor. Por lo tanto, el amor se expande y abarca toda la creación. Mirando con mayor detenimiento, descubrimos que la vida misma es amor. No son dos sino una cosa. El amor es la verdadera naturaleza de la vida, como el calor es la verdadera naturaleza del fuego, o la humedad es la del agua, o la dulzura, la del azúcar. Cuidamos una planta sólo cuando sus hojas están verdes; cuando se secan y la planta se vuelve una estaca sin vida, dejamos de amarla. El amor dura mientras dura la vida. Se ama a la madre mientras hay vida en ella, cuando se va la vida, la enterramos sin el menor remordimiento. El amor está unido a la vida. De hecho, el amor es vida. La persona que no tiene ningún amor para compartir es tan mala como si estuviera muerta. Esta es la razón por la que el amor se expande en un círculo cada vez más amplio. El corazón lleno de compasión es el templo de Dios. Desarrollen la compasión, vivan en el amor. Sean buenos, hagan el bien y vean lo bueno. Ese es el camino hacia Dios.(5) |
(1) Mensajes de Sathya Sai - Vol. VI - Bhagavan Sri Sathya Sai Baba - Kerala, 20-12-67 - Pag. 94/95
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DIOS ES AMOR
TOLERANCIA
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