VALORES HUMANOS
VALORES HUMANOS: COMPROMISO

DIOS ES AMOR

CONGRESO LATINOAMERICANO DE EDUCACION EN VALORES HUMANOS

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COMPROMISO


"!Oh Conquistador Eterno! Enséñame a desarrollar en mí las cualidades nobles: los soldados de la serenidad y del dominio de sí mismo. Sé Tú su General, como el Krishna de
antaño, en la batalla contra las tenebrosas fuerzas enemigas: la ira, la ingratitud, la deslealtad. Haz que en el reino de mi
vida pueda yo izar Tu bandera de la invencible rectitud".
(1)

El hombre debe reconocer su compromiso con la sociedad y su deber hacia ella; ésta es la mejor forma de resolver los problemas cotidianos. Se les presta más atención a los argumentos y contraargumentos, a las proposiciones y oposiciones, a los planes y programas; el objetivo de los egocentristas es más bien ganar una victoria verbal que el logro de una meta precisa y correcta. No se intenta impulsar las virtudes sociales como la honestidad, la tolerancia y la cordialidad.
La sociedad es la expresión de la Divinidad como una multiplicidad, con su amor, su devoción, su fe, su empeño por lograr su bienestar y consuelo. Un conglomerado casual o circunstancial de individuos no se convierte en una sociedad; se tiene que integrar en una unidad por la conciencia de su parentesco con Dios, por la idea de compartir sus alegrías y sus tristezas y por el cultivo de la simpatía. El individuo tiene que manifestar, por medio de la palabra y la acción, la bienaventuranza inherente en él y en la sociedad.
Sentarse con la espalda recta contemplando la punta de la nariz o pasar las cuentas del rosario entre los dedos, son solamente formas menos dañinas de pasar el tiempo; una forma de sadhanamucho más beneficiosa es la participación activa dentro de la sociedad, con un espíritu de dedicación y entrega, entendiendo cualquier acto como un acto de adoración y a todos los hombres como encarnaciones de lo Supremo, pues no hay un espacio que no esté lleno de El ni un objeto que no sea El. Como se declara en el Sruti, fue Su voluntad volverse todo esto. La adoración, los rituales, las peregrinaciones no pueden ser el único fin. El objetivo es el entendimiento y la experiencia de "Yo soy El, El es Yo". Sólo eso puede llenar el corazón de bienaventuranza.(2)
El hombre basa su vida en la creencia de que sólo el cuerpo es real. Y es para ayudarlo a subsanar este error que se le debe enseñar acerca del Espíritu. La humanidad debe darse cuenta de que tanto el individuo como la sociedad son manifestaciones de la Voluntad Divina y que es la Divinidad quien impregna y se encuentra en todo lo que es el Universo. Cuando el hombre reconoce esta Verdad, puede dejar su ego de lado y llevar una vida de devoción al deber. La sociedad no debe ser un recinto lleno de individualidades egoístas, sino una comunidad de individuos guiados por la Divinidad. La sociedad no es una simple sumatoria de seres humanos. Es el medio a través del cual se lleva a cabo lo Divino. Es un instrumento concebido por la Divinidad para que la humanidad disfrute las bendiciones de Dios. La sociedad tiene una conciencia propia similar a la conciencia individual. La conciencia social envuelve a la conciencia individual. La sociedad influye en las mentes de los individuos para el interés de la sociedad toda, y no para los intereses personales de los individuos.
Existe una creencia general en la cual no habría conexión entre la vida en sociedad y la vida espiritual. Esto es totalmente equivocado. El camino espiritual no sólo es muy útil para mejorar la propia vida en la sociedad sino que es esencial para ese mejoramiento. La Divinidad se encuentra en la sociedad como un todo. Pero esa Divinidad sólo puede ser revelada a través de los individuos.
Con el progreso de la ciencia el hombre creyó que era el dueño del Universo y se fue olvidando de Dios. El hombre, en estos momentos a pesar de haber llegado a la Luna y seguir explorando el Cosmos, si tuviera que considerar todos los misterios aún desconocidos, tendría que aceptar que éstos están más allá de la limitada capacidad de la mente y la inteligencia. Cuanto más descubra el hombre los secretos y misterios del Universo, más se dará cuenta de que Dios es el creador y originador de todo lo manifestado. Todas las religiones están de acuerdo con esta Verdad. Todo lo que el hombre puede hacer es luchar a través de su limitada inteligencia y conocimiento para comprender la Divinidad, invisible e infinita, y aprender a adorar y reverenciar a Dios. El hombre en lugar de tomar conciencia de su naturaleza Divina, se encuentra atrapado en la prisión de sus logros materiales. Más importante que el progreso científico y tecnológico es el mismo hombre dotado de Conciencia Divina.
Al elegir sólo al mundo material como real, el hombre logra prosperidad científica y materialista para la sociedad por un tiempo. Pero si en el proceso aparecen el orgullo, la avaricia y el odio, como generalmente ocurre, la sociedad se destruirá a sí misma. Por el otro lado, si la Divinidad esencial del hombre es descubierta, la humanidad podrá construir una sociedad basada en la unidad y en el principio divino del Amor. Este profundo cambio debe comenzar en las mentes de los individuos. Cuando los individuos cambien, la sociedad cambiará. El bienestar de las personas está ligado al bienestar de la sociedad como un todo. La Unidad es el secreto del progreso social, y el servicio a la sociedad es el medio para conseguirlo. Todos deben entregarse a tal servicio con un espíritu de devoción. Aquel que no se dedica a ese servicio es como una máquina oxidada. El preocuparse por el propio bienestar y prosperidad no debe cegarnos frente a las obligaciones sociales y a su destino espiritual. Todas las actividades deben estar llevadas a cabo con la conciencia de acuerdo con la Voluntad Divina. Puede preguntarse por qué se debe vivir en la sociedad sin preocuparse por el bienestar material. Debe tenerse en cuenta que el bienestar material no es el único objeto de la vida en sociedad. Una sociedad en la que el individuo sólo se preocupe por el bienestar material nunca podrá conseguir armonía y paz. Aunque parezca que se consigue, dicha armonía no será real porque el fuerte oprimirá al débil. Ni siquiera una distribución igualitaria de las riquezas de la Naturaleza asegurará nada más que una igualdad nominal. ¿Cómo puede una distribución igualitaria de objetos materiales conseguir una igualdad si consideramos los deseos y las habilidades? Los deseos deben ser controlados desarrollando la espiritualidad y alejando la mente de los objetos materiales para que se dirija hacia el Dios instalado en cada corazón. Sólo cuando uno está instalado en el Espíritu es que puede comprender la naturaleza de la sociedad. Hasta ese momento uno estará atrapado en las diferencias de razas, nacionalidad o religión. Todos los apegos y odios que nazcan de estas diferencias son nacidos del egoísmo. Cuando la Verdad del Dios interno es reconocida, aparece la conciencia de que el mundo es una sola familia. Entonces el hombre es impregnado con Amor Divino que se transformará en la fuerza conductora de todas nuestras acciones. El hombre deja la búsqueda de satisfacer sus interminables deseos para instalarse en la búsqueda de Paz. Convirtiendo el amor por los objetos materiales en Amor a Dios el hombre experimenta la Divinidad. Esta experiencia no está más allá del hombre. Es parte de la naturaleza inherente al hombre. Es el secreto de su humildad y de su Divinidad.
Cuando el hombre torne su visión hacia adentro y tome conciencia de su Divinidad esencial, él adquirirá una mente ecuánime hacia todos los seres. En ese sentimiento de unidad el hombre experimentará la Bienaventuranza que se encuentra más allá de la comprensión.(3)




(1) Oración de Paramahamsa Yogananda: "Ayúdame a ganar la batalla de la vida"
(2) Mensajes de Sathya Sai - Vol. VIII - Bhagavan Sri Sathya Sai Baba - Hyderabad, Abril del 73 - Pag. 183/184 -
(3) Divinas Palabras - Vol. II - Bhagavan Sri Sathya Sai Baba - Pag. 46/49 -

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