"Si tienen la capacidad de atraer al Señor; El mismo vendrá y se quedará con ustedes. Sean como la flauta de Krishna: una caña hueca, derecha, liviana, sin sustancia que obstruya el flujo del aire. Entonces El vendrá y los alzará de la tierra. Susurrará música divina a través de ustedes, jugueteando con delicados toques. Asegurará su flauta en su cinto. Presionará sus labios en ella: la acariciará, la usará con cuidado y tocará. En su mano, lo infinitesimal se transmutará en lo infinito y el microcosmos se convertirá en paraíso".(1) |
La devoción hacia Dios representa la única senda hacia la salvación. El Nombre de Dios representa la única solución para los pesares de nacer y de morir que les acompañan en este mundo. Al igual como fluye el río hacia el océano, así deberá fluir el río de sus vidas hacia el océano de Dios. La naturaleza humana habría de tener esto como su sagrado objetivo.
Un individuo representa una parte muy pequeña en la totalidad de este poder cósmico. Cuando el hombre desea amarse a sí mismo, no puede evitar amar a otros. Sólo cuando puede amar a otros tiene el derecho de amarse a sí mismo. En este contexto, aun olvidándose de lo que es bueno para otros, habrán de reconocer la naturaleza de la Divinidad. El Amor de la Divinidad tomará gradualmente una forma en la cual se amarán a sí mismos. Este tipo de devoción que representa un puro Amor a Dios, ha de ser practicado por cada individuo. La felicidad o la dicha constituyen nuestra naturaleza. Se debe a que desechamos esta senda, el que tropecemos con todo tipo de dificultades. Nuestro cuerpo, juntamente con todos sus accesorios, habría de ser considerado como una aldea y el corazón lleno de espiritualidad habría de ser considerado como el templo en esa aldea. Habríamos de reconocer la Verdad de que ambos se encuentran inextricablemente conectados entre sí. Así también, habríamos de tener salud y posesiones materiales y, teniéndolas, deberíamos saber cómo hacer buen uso de ellas. Habríamos de preparar nuestros corazones de tal manera como para ganarnos la Gracia del Señor. Deberíamos saber que el Amor no representa un tránsito de una sola vía. Deberán aprender que la vida entera ha de serle entregada a Dios. Todo lo que existe no es más que uno. La Verdad es una. Si hubiera dos cosas, no podría tratarse de la Verdad. Si deseamos tomar agua dulce, pero le echamos sal en vez de azúcar, ¿cómo podría saber dulce? Si pensamos que tanto la sal como el azúcar tienen el mismo color y, por ende ponemos sal, no podremos obtener dulzura. Habremos de aprender a controlar las malas cualidades. En cada ser se encuentra presente, en cierta medida, la Divinidad. Debemos empeñarnos en manifestar esta devoción. En este vaso hay agua y en el fondo del agua, hay azúcar. Si bebemos el agua de la superficie, será insípida. Si la revolvemos bien y la bebemos, el agua nos sabrá dulce. El azúcar estaba desde antes, pero sólo al revolverla se repartió por todas partes y nos entregó la dulzura. Así también, en el vaso de nuestro corazón se encuentra la dulce azúcar en la forma de Divinidad. Debido a que no reconocemos esta Divinidad, no experimentamos más que los placeres mundanos superficiales. Pero si hacemos uso de nuestra inteligencia como cucharilla y revolvemos con la ayuda de la disciplina espiritual (sadhana) habrá dulzura en todas partes. De modo que si practican el sadhana, podrán saborear la dulzura tanto en lo material como en lo espiritual. Pero no lo hacemos. Cuando hablamos de Dios lo hacemos muy bien y decimos muy bonitas cosas, pero en la vida real seguimos engañando a la gente. Incluso aunque otros no se percaten de vuestro engaño, ¿no conoce Dios vuestra verdadera naturaleza? Por ende, la demostración externa no tiene ninguna importancia. Todo lo que quieran hacer deben querer hacerlo desde el fondo de sus corazones. La devoción no consiste en tener una foto para adorarla, en realizar a diario una ofrenda ante ella o en gritar ¡Baba, Baba!. La verdadera devoción implica que haya una transformación en vuestra conducta. Dios está dentro de ustedes, en torno de ustedes y en ustedes. Es Omnipresente. Reconociendo esta Verdad, deberán llegar al resultado en el que ustedes y Dios son Uno. Esta es la Verdad que han de realizar. Habrán de sentir dicha y ser capaces también de traspasarle esta dicha a todos con los que entren en contacto. Dondequiera que vayan, sobresalen cualidades como la falsedad, la dureza, el odio y la envidia. Es el momento para que entren en la sociedad provistos de armas como la bondad, la tolerancia, el Amor y la paciencia, para producir una transformación social. Habrán de darle felicidad a todos. Sólo cuando lo logren habrán alcanzado algo. Unicamente cuando puedan llevar a la práctica estos ideales, habrán aprendido algo. Les bendigo para que desarrollen esta fuerza.(2) |
(1) Bhagavan Sri Sathya Sai Baba -
|
DIOS ES AMOR
TERNURA
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario