"Dedícate a acciones que sean buenas, pías y nobles, lleva a cabo sacrificios, sin que te mueva motivo alguno; mientras estés en este mundo, desarrolla el amor promoviéndolo, cultivándolo y sustentándolo, y lleva a cabo actos de caridad y dedícate a la caridad y a la filantropía, y piensa incesantemente en Dios, solamente en Dios. ¡Conduce así tu vida, oh hombre!".(1) |
La fortuna que uno puede tener es inestable y cambia rápidamente como las fases de la luna. Con el tiempo, también puede alejarse y desaparecer. No sientan pesar por la riqueza que se esfuma. Esto que les digo no es más que la pura verdad y es lo que sucede realmente en el mundo.
Por muy cuidadoso y precavido que pueda ser un hombre y por mucho que quiera llevar una vida sin tacha, hay cinco faltas que se le adhieren por muy cauto que sea. Al respirar el aire, al caminar por la tierra, al encender el fuego doméstico, al alimentarnos y al beber agua, le causamos gran daño a una infinidad de seres vivientes y puede que hasta exterminemos a muchos. Como usamos nuestros órganos instrumentales en estas acciones, destruimos y matamos a numerosos seres vivientes y es por ello que los Vedas han prescripto sacrificios (yagnas) para compensar las faltas que cometemos por medio de nuestras acciones. Los sacrificios que dictan los Vedas son el relativo a los Dioses protectores, el relativo a los antepasados, el relativo a los sabios, el relativo a los diferentes individuos y seres vivientes de nuestro entorno y el relativo a los huéspedes. Si los llevan a cabo, les será posible eliminar el pecado de las faltas que puedan haber cometido, ya sea consciente o inconscientemente, a través de estas acciones. El sacrificio relativo a los Dioses protectores consiste en que reciten mantras védicos, las Upanishads y realicen varias ceremonias, como también que lean textos sagrados. Todas estas acciones constituyen este sacrificio. También lo constituyen todas las acciones relacionadas con Dios, como pensar en El y considerar mentalmente Sus Aspectos Divinos. Los sacrificios referidos a los antepasados se manifiestan en la tarea de ganarse la buena voluntad del padre y la madre, preocuparse de su bienestar y velar porque no sufran ningún prejuicio. El sacrificio de los sabios, se refiere a que entiendan el aspecto de la meditación, que constituía la dedicación normal de los sabios. También entran en este sacrificio los procesos de escuchar, reflexionar y asimilar sobre las diferentes cosas que nos transmitieron los sabios. Formaría parte de él también el poder participar en la Repetición del Nombre y la Contemplación del Señor que nos han transmitido nuestros ancestros. El relativo a los individuos se refiere a la atención y el servicio que le presten a las cosas vivientes. Puede ser que, por ejemplo, tengamos en casa ganado o animales domésticos, como pájaros, gatos, perros, etc., y el proceso de cuidar de ellos y de alimentarlos constituirá este sacrificio. Puede que haya gente internada en un hospital y que necesite de vuestra ayuda, como también contribuir a aliviar el sufrimiento de cualquier ser viviente se considera parte de este sacrificio. De modo que consiste en servir y satisfacer las necesidades que puedan tener todos los seres vivientes, como también aliviar sus sufrimientos y darles felicidad. No hay personas a las que puedan demostrarle mayor respeto que a vuestro padre y a vuestra madre. "En este mundo no hay nada más sagrado que la Repetición del Nombre, la Meditación y seguir la senda de la Rectitud". Esto es lo más sagrado. No hay enemigo más ensañado que vuestra propia ira. Estos sentimientos han ocupado siempre un alto sitial en nuestras vidas y nuestras tradiciones. Le sigue en importancia el servicio que se le presta a los huéspedes. Ya sea que se trate de parientes que vengan a visitarles o de algún hambriento que llegue hasta vuestra puerta pidiendo alimento, es obligatorio ofrecerles cualquier cosa que tengan para aliviar su hambre. Pero no traten de cumplir con estas sagradas obligaciones más allá de vuestras fuerzas. Hemos de comprender el sentido interno de la palabra sacrificio. Ya sea por la casa en que vivimos, por el terreno que poseemos o por cualquier cosa que sea de nuestra propiedad, le pagamos un impuesto al gobierno por el derecho a usufructuar de ellos. Si no se paga el impuesto, el gobierno puede vender los bienes y cobrar así los impuestos. Esto representa la práctica común. De igual manera, para compensar los pecados y malas acciones que cometemos, el sacrificio viene a ser algo así como un impuesto que debemos pagarle al Señor. Deberíamos ser capaces de hacer sacrificios y pagarle con alegría al Señor por nuestros pecados. El sacrificio les dará una felicidad que nada más les puede dar. Ni el trabajo, ni la erudición ni nada más les puede dar el grado de felicidad que pueden obtener del sacrificio.(2) La Bienaventuranza del Sacrificio
La vida en sí misma es una empresa limitada. Todos los actos realizados en ella deben ser gobernados por los límites que se apliquen. Cuando los deseos son controlados, la verdadera felicidad es experimentada. Hasta en la práctica de la caridad los límites deben ser tenidos en cuenta. Lo que uno regala no debe exceder las posibilidades financieras propias. Ni tampoco debe estar por debajo de nuestras posibilidades. En el primer caso, uno se enfrentará con problemas financieros. En el segundo, uno les niega a quienes necesitan lo que se les debe. La caridad no se limita sólo a dinero. Uno debe compartir también con los necesitados los recursos físicos, mentales y espirituales. Es sólo a través de este compartir y sacrificarse que la conciencia del Espíritu es conseguida. La caridad no debe ser indiscriminada. La ayuda debe ser dada de acuerdo con las necesidades del caso. El hambriento debe ser alimentado, quien esté desnudo debe ser vestido.
Aunque uno sepa todo lo bueno que se extrae del sacrificio, uno no hace ningún sacrificio. Aunque se aspire a la riqueza, uno debe procurar sólo lo que le corresponde. Un cajero de banco maneja grandes cantidades de dinero todos los días. Pero a él sólo le corresponde su salario. El no debiera desear más dinero que el que gana legítimamente. La riqueza excesiva acarrea muchos peligros. Los valores humanos son olvidados por los ricos. Mientras existe la riqueza, lo malo que resulta de ello no es tenido en cuenta. Solamente cuando se la pierde es que uno comienza a darse cuenta de esa locura. Lo mejor es estar prevenido y aprender a llevar una vida correcta desde el comienzo. La riqueza va y viene. La Moral es lo que uno debiera cultivar. ¿Qué es la Moral? Es la conducta correcta de acuerdo al tiempo y lugar. ¿Cuál es el origen del desorden, el caos, el crimen, la falsedad y la violencia que prevalecen hoy en el mundo? Lo encontramos en la conducta de la gente que es opuesta a la dignidad de la naturaleza del hombre. Toda la educación que recibimos no está relacionada de ninguna manera con los Valores Humanos. Sea tanto en la esfera de la política o de la conducta social, en la actividad económica o en la búsqueda espiritual, todas las acciones están basadas en los movimientos de la mente. No es posible ningún cambio de acciones a menos que la mente sea cambiada. Es por esto que los Vedas dicen que la mente es la responsable de la atadura y de la liberación de los hombres. Aquel que desea cambiar a otros, debe primero cambiarse a sí mismo. El corazón es como una cerradura y la mente es como una llave. Si giran la llave hacia la derecha le abren al corazón a Dios; si la giran hacia la izquierda, la giran hacia el apego a objetos mundanos.(3) |
(1) Divinas Palabras - Vol. I - Bhagavan Sri Sathya Sai Baba - Pag. 15 -
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DIOS ES AMOR
SACRIFICIO
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