"Aquel que quiera ser el primero entre ustedes,
habrá de ser el servidor de todos".(1)
"Un `sardar' (líder) debe ser un `sirdar' (el que está
dispuesto a exponer su cabeza)".(2)
"Mientras estén obnubilados por esta actitud
posesiva, pensando sólo en ustedes, su familia, su gente, sus cosas, pueden estar seguros de que, tarde o temprano serán lanzados al dolor. Deben moverse de la etapa de identificarse a sí mismos con el `yo' y el `mío', a la etapa superior, donde se identifiquen constantemente con el `nosotros' y `nuestro'. Del egoísmo deberán pasar gradualmente al altruismo, de la servidumbre a la liberación".(3)
Aquel que aspire a ser un líder deberá poseer tres tipos de conocimiento. Primero, el conocimiento de sí mismo (es decir, el conocimiento de sus fuerzas y debilidades). Segundo: el conocimiento relativo a su campo de trabajo. Tercero: el conocimiento del medio ambiente social. Un buen líder tiene que poseer lo que podría llamarse un carácter individual o personal y un carácter nacional. Sólo estas personas pueden convertirse en líderes ideales. Renunciando a los intereses egoístas, eliminando por completo las ideas de "mío" y "tuyo", el verdadero líder deberá estar dedicado al bienestar de todos y a defender la reputación de su país. En toda ocasión deberá marchar al frente en lugar de dar órdenes desde retaguardia. Habrá de sentar el ejemplo mediante sus acciones. El mundo de hoy necesita de líderes que sean guías en la acción. Unicamente la persona que practique la Verdad, Rectitud, Paz, Amor y No-Violencia, experimentará la alegría que dan, y, al compartirla con otros, podrá ser considerado como un líder. Además de estas cualidades, un buen líder deberá ser desinteresado y estar imbuido de espíritu de sacrificio. Habrá de interesarse solamente por lo que beneficia a la gente y tratar de ganarse su aprobación con su servicio. Deberá estar preparado para hacer hasta el sacrificio supremo por el bien de la gente. Un líder es aquel que renuncia a todas las ideas de posesividad, que se esfuerza tan sólo por el bienestar de la sociedad y que permanece como un ser humano ideal.(4)
El honor de una Nación depende de la moralidad de esa Nación. Una Nación sin moralidad está condenada. El prestigio de un individuo depende de su pureza. Sólo cuando un individuo se reforma y pasa a través del proceso de purificación, podrá ser capaz de reconocer, en verdad, la grandeza de nuestra cultura. Los individuos hacen la Sociedad. Un pueblo depende de las condiciones de la Sociedad, y el Estado depende de varios de esos pueblos. Un País es un conjunto de esos Estados. El bienestar de la Nación depende así de la calidad y naturaleza de sus individuos. Por lo tanto, reformar al individuo es de primordial importancia.
El gobierno debe ser capaz de educar y reformar a la gente o la gente debe lograr la capacidad para educar al gobierno. Desafortunadamente tanto el gobierno como la gente carecen lamentablemente de este poder. Ambos están fatigándose. La verdadera Educación es la que los capacita para permanecer firmes en sus pies. Por lo tanto traten de desarrollar la confianza en sí mismos y de mejorar el carácter a través del proceso de purificación.
Deben desarrollar el hábito de enfrentarse al dolor y sobrellevar una gran cantidad de problemas para poder cumplir con su deber en forma correcta y satisfactoria. Deben estar dispuestos a ofrecer sus vidas por el bienestar del país y de la Nación. En la actualidad vemos a muchas personas que explotan a otros para su propia felicidad. Pero raramente nos encontramos con alguien que se sacrifique por el bienestar de los demás. Por lo tanto, un hombre debe sufrir a fin de que diez personas puedan ser felices. No deben cultivar el hábito de someter a diez personas a la infelicidad para el beneficio de un individuo solo. Deben considerar aquí la calidad frente a la cantidad. Si la acción es mala, no se justifica que sufran por la felicidad de diez personas. Si diez personas trabajan para un fin noble, entonces existe justificación para sacrificar la alegría propia y apoyarlos con sus esfuerzos. A veces se hace necesario analizar los asuntos más profundamente. Aunque pudiera haber miles de personas malas, un hombre bueno puede ser capaz de controlar esos miles de individuos y este control es posible sólo a través del poder del Amor. Deben ayudar a una buena causa y nunca apoyar una mala causa.
El liderazgo requiere que ustedes deban conducir a los demás en la dirección correcta. Ustedes deben ser los primeros en practicar lo que quieren que hagan los demás. En la actualidad los líderes son expertos diciendo cosas, emitiendo órdenes y dando consejos a los demás, pero ellos no los siguen. En todas las circunstancias de la vida, ya sean políticas, económicas, sociales, culturales o religiosas, ellos posan como grandes personajes y hablan como si fueran grandes "héroes". Pero cuando se mira sus acciones, ellos son solamente grandes "ceros". Por lo tanto, deben tener como hábito el incorporar en sus actividades diarias lo que aprenden de los otros. Deben conducir a las demás personas en la dirección correcta. Ahora ustedes le critican a sus líderes que hayan estado mal en esto y en lo otro. El día de mañana, cuando ustedes se conviertan en líderes, deben tener cuidado en no cometer los mismos errores y permitir convertirse en blanco de las mismas críticas.
Hay cinco dedos en una mano. Cuando un hombre malo pasa, lo señalan con el dedo índice. Cuando ustedes apuntan hacia alguien sólo un dedo lo señala y tres apuntan de vuelta hacia ustedes. Así que cuando señalan una falta en los demás tienen que ser capaces de examinarse tres veces para ver qué fallas hay en ustedes. Hay un recurso para esto. Cuando vean un gran error en otro, consideren que éste es sólo algo muy trivial o sin importancia. Así no serán críticos. Supongan que hay una pequeña falla en ustedes. Traten entonces de exagerarla y sentirán que nunca cometerán un error similar otra vez. Viendo las cosas así no tendrán oportunidad de sentirse culpables por el mismo error otra vez. Por el contrario, si ustedes ocultan sus fallas y tratan de señalar las faltas de los demás, esto no será bueno ni para ustedes ni para los demás. No vayan siempre adelante señalando errores a los demás. Por otra parte, si alguien les señala alguna falla en ustedes, deben postrarse ante él, pues sin su ayuda no hubieran podido encontrar en qué estaban mal. A causa de que los ojos están dirigidos hacia el exterior, ustedes son capaces de encontrar solamente los errores de los demás e incapaces de ver los errores propios.(5)
El gobierno debe ser capaz de educar y reformar a la gente o la gente debe lograr la capacidad para educar al gobierno. Desafortunadamente tanto el gobierno como la gente carecen lamentablemente de este poder. Ambos están fatigándose. La verdadera Educación es la que los capacita para permanecer firmes en sus pies. Por lo tanto traten de desarrollar la confianza en sí mismos y de mejorar el carácter a través del proceso de purificación.
Deben desarrollar el hábito de enfrentarse al dolor y sobrellevar una gran cantidad de problemas para poder cumplir con su deber en forma correcta y satisfactoria. Deben estar dispuestos a ofrecer sus vidas por el bienestar del país y de la Nación. En la actualidad vemos a muchas personas que explotan a otros para su propia felicidad. Pero raramente nos encontramos con alguien que se sacrifique por el bienestar de los demás. Por lo tanto, un hombre debe sufrir a fin de que diez personas puedan ser felices. No deben cultivar el hábito de someter a diez personas a la infelicidad para el beneficio de un individuo solo. Deben considerar aquí la calidad frente a la cantidad. Si la acción es mala, no se justifica que sufran por la felicidad de diez personas. Si diez personas trabajan para un fin noble, entonces existe justificación para sacrificar la alegría propia y apoyarlos con sus esfuerzos. A veces se hace necesario analizar los asuntos más profundamente. Aunque pudiera haber miles de personas malas, un hombre bueno puede ser capaz de controlar esos miles de individuos y este control es posible sólo a través del poder del Amor. Deben ayudar a una buena causa y nunca apoyar una mala causa.
El liderazgo requiere que ustedes deban conducir a los demás en la dirección correcta. Ustedes deben ser los primeros en practicar lo que quieren que hagan los demás. En la actualidad los líderes son expertos diciendo cosas, emitiendo órdenes y dando consejos a los demás, pero ellos no los siguen. En todas las circunstancias de la vida, ya sean políticas, económicas, sociales, culturales o religiosas, ellos posan como grandes personajes y hablan como si fueran grandes "héroes". Pero cuando se mira sus acciones, ellos son solamente grandes "ceros". Por lo tanto, deben tener como hábito el incorporar en sus actividades diarias lo que aprenden de los otros. Deben conducir a las demás personas en la dirección correcta. Ahora ustedes le critican a sus líderes que hayan estado mal en esto y en lo otro. El día de mañana, cuando ustedes se conviertan en líderes, deben tener cuidado en no cometer los mismos errores y permitir convertirse en blanco de las mismas críticas.
Hay cinco dedos en una mano. Cuando un hombre malo pasa, lo señalan con el dedo índice. Cuando ustedes apuntan hacia alguien sólo un dedo lo señala y tres apuntan de vuelta hacia ustedes. Así que cuando señalan una falta en los demás tienen que ser capaces de examinarse tres veces para ver qué fallas hay en ustedes. Hay un recurso para esto. Cuando vean un gran error en otro, consideren que éste es sólo algo muy trivial o sin importancia. Así no serán críticos. Supongan que hay una pequeña falla en ustedes. Traten entonces de exagerarla y sentirán que nunca cometerán un error similar otra vez. Viendo las cosas así no tendrán oportunidad de sentirse culpables por el mismo error otra vez. Por el contrario, si ustedes ocultan sus fallas y tratan de señalar las faltas de los demás, esto no será bueno ni para ustedes ni para los demás. No vayan siempre adelante señalando errores a los demás. Por otra parte, si alguien les señala alguna falla en ustedes, deben postrarse ante él, pues sin su ayuda no hubieran podido encontrar en qué estaban mal. A causa de que los ojos están dirigidos hacia el exterior, ustedes son capaces de encontrar solamente los errores de los demás e incapaces de ver los errores propios.(5)
(1) Jesucristo.
(2) Swami Vivekananda.
(3) Bhagavan Sri Sathya Sai Baba.
(4) Bhagavan Sri Sathya Sai Baba.
(5) Lluvias de Verano - Vol. I - Bhagavan Sri Sathya Sai Baba - Extractos de Pag. 171/179 -
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