VALORES HUMANOS
VALORES HUMANOS: EL AMOR EN LA NO-VIOLENCIA

DIOS ES AMOR

CONGRESO LATINOAMERICANO DE EDUCACION EN VALORES HUMANOS

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EL AMOR EN LA NO-VIOLENCIA


"Para mí orar significa dar un salto de corazón hacia Dios; un grito de amor agradecido desde la cima de la alegría o desde el fondo de la desesperación; es una fuerza inmensa, sobrenatural que me abre el corazón y me une a Jesús".(1)

En vuestros corazones debería implantarse firmemente el amor, debería llegar a ser parte de ellos. Nuestro amor no debería ser algo que decaiga o que huya de nosotros. Ni debería poder ser descartado, ni debería disiparse ni marchitarse. Deberá ser este amor estable, desinteresado y sublime, el que con propiedad se llame VERDADERO AMOR. Por medio de tal amor, uno podrá alcanzar a Dios, quien es el amor personificado. Si sondeáramos un poco más profundamente, hasta en las cosas más comunes podríamos entender su sentido.
Si desean ver al sol que se levanta en las primeras horas de la mañana, no necesitan recurrir a cosas artificiales, como una linterna o una lámpara. Pueden ver al sol por su propio resplandor, tal como ven la luna por la fresca luz que irradia.
Para verlos, no necesitamos de ninguna fuente exterior de luz. De manera similar, si desean lograr este sentido del conocimiento y del amor, los medios que necesitan son solamente el conocimiento y el amor. El amor es fulgor, el amor es, verdaderamente, vuestra vida, el amor es Dios. Por ello, deberían esforzarse por obtener a Dios a través del amor. Y es este amor puro el que Dios busca en ustedes.
No obstante, el hombre no entiende la naturaleza de este amor puro. Le da diferentes interpretaciones, versiones distorsionadas y se confunde a sí mismo en este proceso. Los cambios que observa se deben a que su sentido del amor toma diversas formas, nada tiene que ver con el Amor de Dios. Cuando la superficie del agua permanece quieta pueden ver en ella también quieto el reflejo de la luna. Mas si esta superficie se agita, también el reflejo de la luna se agitará. Si el agua está sucia e impura, también será sucio e impuro el reflejo de la luna en ella. El caso es que la mugre y la suciedad que ven están en la naturaleza del agua y nada tiene que ver con la luna.
Así también, si vuestro corazón está agitado, aparecería agitado e inestable el Dios que reside dentro. Por ello, si el corazón está lleno de este tamoguna, Dios se les aparece como tamas. En cambio, un corazón que sea sagrado, real, permanente y duradero, les mostrará a Dios en esa misma forma. Porque Dios nada tiene que ver con lo que el individuo lleve en el corazón, ya sea que éste tenga una naturaleza inestable o se mantenga puro y sacro. Porque, dentro de todo, Dios permanece eternamente puro, sacro y noble. Lo que hacemos, empero, es que observamos lo que es el hombre y pintamos a Dios de acuerdo a ello, lo que es un error.
Nuestros pensamientos han de mantenerse puros; deberíamos tener en nosotros, todo lo que es noble y, entonces, mirar a Dios. Pero, ¿es posible lograrlo? ¿Cuál es la ofrenda que hemos de presentarle a Dios? "Oh Señor, te ofrezco ese mismo corazón con que me has dotado. ¿Qué otra cosa te podría dar? ¡Te ofrezco este corazón a través de mi intensa y sincera plegaria, Señor! ¡Sé bondadoso y acéptalo! No hay nada nuevo que pueda ofrecerte, de modo que te presento lo que Tú me has dado".(2)




(1) Oración de Santa Teresita de Lisieux.-
(2) Divinas Palabras, Vol. I - Bhagavan Sri Sathya Sai Baba - Pag. 72/73 -

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