VALORES HUMANOS
VALORES HUMANOS: DISCIPLINA

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CONGRESO LATINOAMERICANO DE EDUCACION EN VALORES HUMANOS

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DISCIPLINA


"La Enseñanza es Disciplina"(1)

En la actualidad, aun siendo costoso y elaborado, el sistema educativo ignora la instrucción moral. En los Gurukulas (lugar en el cual maestros y estudiantes crecen juntos en amor y sabiduría) del pasado, se daba instrucción para la correcta manera de vivir, el progreso espiritual y la conducta y comportamiento éticos. En aquellos días, los estudiantes eran formados para llevar una vida caracterizada por la humildad, el control de los sentidos, la virtud y la disciplina. Hoy en día, estas cualidades no se reconocen en ellas, ni siquiera tienen idea del significado del control de los sentidos o de la forma de lograrlo. Desde la infancia, se acostumbran a satisfacer cada capricho, se complacen en darle rienda suelta a los sentidos y creen sólo en el materialismo. Como consecuencia, resulta alarmante observar la situación de las instituciones de educación superior.(2)
El ser humano es como una semilla y así como la semilla produce un brote que se desarrolla hasta convertirse en un árbol, también el hombre debe desarrollarse para llegar a alcanzar la perfección. Para alcanzar esta meta, el hombre deberá llegar a dominar dos campos de conocimiento. El primero es el del conocimiento del mundo, es decir, el conocimiento que se refiere al universo manifestado. El segundo es el conocimiento del otro mundo. El primero es el que proporciona los medios para vivir, el segundo entrega el objetivo de la vida. Los medios para vivir son las cosas destinadas a satisfacer nuestras necesidades cotidianas. Uno deberá adquirirlas y almacenarlas o adquirirlas en el momento en que se requieran. El conocimiento de la meta de la vida, por su parte, encierra la investigación y el inquirir en interrogantes como: ¿Para qué fines debemos vivir? ¿Qué es lo que soy exactamente, qué es este "yo" mío particular? El inquirir permanentemente en este sentido llega, finalmente, a revelarnos la meta.
Las Escrituras de todas las religiones y los varios códigos morales que derivan de ellas se ocupan de problemas que trascienden los límites de este mundo, como por ejemplo: ¿Por qué estamos aquí? ¿Qué es lo que realmente deberíamos hacer para merecer esta oportunidad de vida? ¿Qué llegaremos a ser? ... ¿Cuál es la forma más provechosa para el hombre de vivir en este mundo? La respuesta es: el vivir una vida regular y disciplinada. La educación real deberá preparar al hombre para observar algunos límites y restricciones. Llevamos a cabo grandes esfuerzos y nos sometemos a todo tipo de privaciones con el objeto de dominar el conocimiento del mundo. Para desarrollar nuestro físico nos preocupamos de seguir uno u otro régimen al pie de la letra. Y esto sucede respecto de cualquier objetivo que nos hayamos propuesto: siempre acatamos un código de conducta o una disciplina apropiados.
¿Cuáles son exactamente los beneficios que proporcionan un pensamiento y una conducta disciplinados? En todo comienzo, las normas y reglamentaciones son elementales. Ello nos capacita para expandir nuestra percepción hasta las regiones situadas más allá del alcance de los sentidos. Más tarde, uno podrá viajar más allá de los límites del alcance de la propia mente e incluso sobrepasar los muros más externos de lo que está al alcance de los poderes comprendidos en el cuerpo humano. Por último, uno llega a realizar y a experimentar la verdad de la verdad, es decir, uno es aquel Uno que es inmanente en todo, o sea, la totalidad del Cosmos. Cuando uno se centra en esta fe y en esta clara conciencia, estará pleno de bienaventuranza. Esto es Vidya, la adquisición de educación verdadera, la culminación del proceso educativo óptimo. Durante este proceso, Vidya también instruye, de manera incidental, sobre la configuración ideal de la sociedad, las afiliaciones más deseables entre hombre y hombre, las relaciones más beneficiosas entre pueblos, razas, naciones y comunidades y las formas y maneras óptimas con referencia a la vida diaria. Vidya los implanta en el corazón, tan profundamente como sea necesario para el progreso humano.
De todas las profesiones, la que debería adherirse mayormente al ideal de la verdad es la del maestro. Cuando los maestros se apartan de este ideal de la verdad, la sociedad se ve enfrentada al desastre. Miles de tiernos niños, desconocedores del mundo, son los que pasan por las manos de los docentes. El impacto de las enseñanzas y de su personalidad siempre es grande y duradero. Debido a esto, el maestro deberá estar libre de malos hábitos, puesto que es sabido que los niños adoptan automáticamente los hábitos y modos de los mayores. Este hecho presenta un peligro siempre latente. Cuando la influencia negativa es dirigida permanentemente hacia miles que reciben su impacto, se va contaminando la sociedad, y, con el tiempo, el mal social se vuelve para contaminar, esta vez de manera diferente, al maestro. "Esta es la lección que me enseñaste, Señor", dice la canción. Y llega el día en que el maestro es humillado y ridiculizado por sus propios alumnos. Este es el motivo por el que debe cultivar y desarrollar virtudes. Un rey es objeto de honores y es respetado únicamente en su reino, dentro de sus fronteras, en tanto que el hombre virtuoso es venerado y honrado en cualquier lugar.
Una persona puede poseer una belleza física sobresaliente, puede estar en la plenitud de su juventud, puede vanagloriarse de la nobleza de su linaje, puede ser un sabio de renombre, mas si carece de las virtudes que le asegura la disciplina espiritual (Vidya), no se le podrá considerar sino como una hermosa flor desprovista de aroma.
La antigua cultura de Bharath, el Sanathana Dharma, ha sido aclamada por su supremo valor no sólo por los bharathiyas (las gentes de esta tierra) sino por gente de todo el mundo. La razón para su renombre universal reside en que esta cultura se basa en los Vedas. Los Vedas son la fuente de todos los principios de moralidad o Dharma. El Dharma impilca todas las prescripciones respecto de las acciones y actitudes que se requieren para preservar al ser humano en la posición que ha llegado a ganar y que es la más alta entre todos los animales y seres vivientes. Los Vedas constituyen un arca del tesoro que contiene todos los deberes y obligaciones y todos los derechos y responsabilidades que el ser humano debe aceptar, acatar e integrar en sí en su vida.
El verdadero ascetismo en la vida es la observancia de estas disciplinas y restricciones tal como fueron prescriptas. La mente es el primero y el más importante de los tres instrumentos internos del ser humano. Debemos proteger la mente de manera que no entren en ella ni el apego, ni la pasión, ni la agitación, en especial porque todos estos extremos le son naturales. El oleaje que puede llegar a tomar fuerza dentro de la mente es el de la lujuria, la ira, la codicia, el apego, el orgullo y la envidia, todos los cuales representan a los seis enemigos internos del ser humano. Y son los dos primeros los que arrastran a los cuatro restantes en su cortejo. La práctica espiritual es lo que representa la mejor ayuda para poder liberarnos de ellos y marchar por la buena senda. Y estas prácticas las aprendemos por medio de Vidya.(3)



(1) - Divinas Palabras - Vol. II - Bhagavan Sri Sathya Sai Baba - Pag. 19 -
(2) - La Sabiduría Suprema (Vidya Vahini) - Bhagavan Sri Sathya Sai Baba - Pag. 17 -
(3) - La Sabiduría Suprema (Vidya Vahini) - Bhagavan Sri Sathya Sai Baba - Extractos de Pag. 35/39

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