VALORES HUMANOS
VALORES HUMANOS: CREATIVIDAD

DIOS ES AMOR

CONGRESO LATINOAMERICANO DE EDUCACION EN VALORES HUMANOS

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CREATIVIDAD


"Oh Espíritu! Estás justamente detrás de mi vista, con la que veo Tu belleza exterior. Estás justamente detrás de mi oído, con el que oigo la
Diversidad de sonidos de la Tierra. Estás justamente detrás de mi tacto, con el que toco todos los objetos de Tu mundo. Estás justamente detrás del velo de esplendor de la Naturaleza. La esencia de Tu Ser, Tu Eterna Dulzura, se esconde en las compasivas miradas de las flores, en el sabor del alimento que nos nutre y en todas Tus demás munificencias.
Cuanto Te invoco, Señor, estás justamente detrás de mi asombrada y trémula Voz. Estás justamente detrás de la mente con la que rezo. Estás justamente detrás de mis sagrados pensamientos.
Estás justamente detrás de mi nostalgia de Ti. Estás justamente detrás de mis meditaciones. Estás justamente detrás de mi más tierno amor.
¿No saldrás nunca de detrás de las pantallas de los humanos sentimientos y de las elaboradas exhibiciones de la creación? ¡Oh Inescrutable
por los Mortales!, abre mi ojo divino, que puede verte tal como eres".
(1)

No hay nada más maravilloso ni más asombroso que la Creación de Dios.
Si queremos fabricar una cuchara o una taza, hacemos un molde y con se molde podemos producir copias y más copias de la misma pieza. Tratamos de duplicarlo todo. En la Creación de Dios hay millones de individuos, millones de insectos, miles de montañas y de árboles. ¿Vemos alguna pieza de la Creación que sea idéntica a cualquier otra? Incluso los mellizos nacidos de una misma madre serán diferentes de una u otra manera. Ni los gemelos serán completamente idénticos. No hay similitud entre una y otra pieza de la Creación. Todas estas flores son jazmines, pero no hay una absoluta identidad entre una y la otra. ¿Puede haber algo que sea más asombroso que esto? ¿Cuántas lecciones nos puede enseñar esto? ¿Quién puede crear tales cosas? Esta es la gran Obra de Dios. Si podemos hacer el intento por entender este aspecto de Dios, podremos entenderlo todo.(2)
Las cosas bellas que vemos en el Universo nos recuerdan a la Fuente de Toda Belleza: al Divino Señor. La grandeza, grandiosidad, y belleza de Dios se ven en las cimas de las altas montañas. El sublime silencio y la suprema paz de Dios pueden encontrarse en remotas florestas y vastos desiertos. El glorioso esplendor y el bello esplendor de Dios se pueden ver en el Sol, la Luna y las incontables galaxias en el cielo. El amor y la creatividad de Dios se pueden encontrar reflejadas en los habitantes de las aldeas, pueblos y ciudades que adornan al mundo.(3)
Sólo el trabajo puede hacer manifiesta la verdadera fuerza del hombre y mostrarle a los demás de lo que es capaz. Al igual que un espejo puede utilizarse para mostrarnos la verdadera naturaleza de nuestro rostro, así también el tipo de trabajo que un hombre realiza mostrará las cualidades que tenga. El trabajo mostrará si el hombre posee las cualidades de tamas (indolencia), de rajas (impulsividad) o las sátvicas (equilibrio). El trabajo que un hombre lleve a cabo viene a ser como un barómetro. El barómetro del trabajo tiene la facultad de evaluar las condiciones del hombre y el estado de su mente. En este contexto podemos aceptar que no hay un test de las cualidades humanas que sea más riguroso que el examen del trabajo que el hombre realiza.
El tipo de trabajo a que se dedican los hombres sabios pueden parecer igual al que llevan a cabo los hombres comunes. Pese a que en apariencia pueden parecer lo mismo, el resultado será distinto en ambos casos. El trabajo a que se dedique el que no es sabio estará siempre acompañado por un sentimiento de su parte de que trabaja para su propio beneficio y desea obtener el fruto de este trabajo para sí mismo. Este tipo de trabajo estará mezclado con ego y con un sentimiento de beneficio egoísta que llevará a dificultades y pesares. El trabajo que emprenda un hombre sabio, en cambio, encerrará siempre un sentimiento que lo hará idéntico con el aspecto Divino y que lo está llevando a cabo en el nombre y en beneficio de Dios. Pensará que realmente es Dios quien ejecuta el trabajo y que él no es más que el instrumento. Esto siempre dará buenos resultados y satisfacciones para todos.(4)
Durante un sueño en la noche, sentimos que estamos atravesando una densa selva y que hemos dormido sobre una roca desnuda. En esos momentos, todo lo que ven les parece ser verdad. Despiertan del sueño y todo el mundo del sueño desaparece por completo. La experiencia que han vivido durante el sueño no es una verdad sino durante el desarrollo del mismo. La experiencia que viven durante el estado de vigilia es una verdad durante el estado de vigilia. En un sueño nos resulta imposible reconocer nada que se relaciona con el estado de vigilia. En el estado de vigilia nos resulta imposible reconocer nada que se relacione con el estado del soñar. En el estado de vigilia no hay sueños. En el estado de soñar no hay conciencia del estado de vigilia. Pero en ambos estados, tanto en el de soñar como en el de vigilia, se encuentra presente esa fuerza vital en ustedes que describen como el "yo".
Durante el sueño ven muchas cosas, mansiones, árboles, rocas, frutas, etc. ¿De dónde han venido estas mansiones, árboles, rocas y frutas? Es la fuerza vital en nosotros lo que las crea y les da forma. De la misma manera, el Creador pone su fuerza creativa en todas las cosas que va creando. Este sagrado aspecto ha sido mencionado en los Vedas al decir que el aspecto de Dios está en todas partes, encontrándose presente tanto dentro como fuera de todo. Los cinco elementos y todos los materiales que provienen de los mismos dependen de esta fuerza primordial única. En todas las cosas que vemos alrededor nuestro en la Creación esta energía es una sola y única. De modo que en este contexto, si podemos sumirnos profundamente en meditación y pensar en algo, se conjugan la energía de aquella fuerza vital que es objeto de vuestra meditación y la energía de ustedes mismos, y se fusionan una en la otra. Los nombres y las formas de diferentes cosas pueden parecer como siendo dispares entre sí, pero la fuerza vital o la energía presente en todas ellas es en realidad una misma y única.
Veamos un pequeño ejemplo al respecto. Usando azúcar derretida preparamos distintos tipos de dulces. A estos dulces les podemos dar diferentes formas, ya sea de zorros, de caballos, de perros, de cajas, etc. Los nombres y formas nos parecerán diferentes, pero el contenido en todos ellos no es sino uno solo y el mismo, y este factor común es el azúcar. Si de cada una de estas formas sacamos un pedacito y nos lo llevamos a la boca, lo que experimentaremos será la dulzura del azúcar, la que tiene que ver con la forma de la cual hemos sacado este pedacito.(5)
Aquello que es principalmente la causa del desarrollo se denomina con nombres diferentes en distintos lugares. Para Bharat, ésta es la característica de Dios. Algunos lo llaman "Poder de la Naturaleza". Hacen uso de las palabras "Poder de la Naturaleza" para describir el aspecto de Dios, pero no entienden lo que significa la palabra Naturaleza. Cada materia, en cualquier forma, debe tener alguna base para su existencia. Debemos inquirir y encontrar esta base. Incluso aunque no sean capaces de ver lo que es la causa de su nacimiento, debe haber alguien que le haya dado origen. Cuando llevan un reloj pulsera, por ejemplo, y se les pregunta dónde fue fabricado, contestarán que fue hecho en alguna compañía suiza. No hemos visto ni a la compañía ni a la persona que fabricó el reloj, pero sí lo usamos. ¿Se habrá originado espontáneamente este reloj o alguien en un taller se habrá tomado el tiempo para fabricarlo? La persona que lo fabricara habrá de saber algo respecto de las divisiones del tiempo y de la forma de medirlas. Por lo tanto, deberá existir en alguna parte un individuo que conozca el procedimiento para armar un reloj. Aceptamos de inmediato que tal individuo ha de existir. De igual manera, hay satélites que están orbitando en el cielo como planetas transitorios, y aceptamos que algunos científicos los han puesto en órbita, aunque los cohetes y satélites no funcionen sino por un período limitado de tiempo. Si aceptan que ellos han sido creados por algunos individuos, habríamos de preguntarnos quién creó los planetas permanentes que vemos en el cielo. Los movimientos del Sol, la Luna, y la Tierra, se producen de manera regular y sin fallas. Hemos de preguntarnos quién les ha dado estos movimientos constantes. La Creación de este orbe infinito, del Sol y de la Luna que se mueven tan regularmente o la generación de la temperatura constante en un cuerpo humano o el funcionamiento de sus pulmones, representan misterios tales que, indudablemente, debe de haber una Divina mano creadora tras de ellos. ¿Quién puede crear todas estas cosas permanentes y constantes? Cuando planteamos estas cuestiones, la gente normalmente las descarta con la indicación de que son naturales. No reconocen al Creador que las creara. Demuestran ser muy necios y obstinados al no aceptar la existencia de tal Creador. El Poder Divino o Aspecto Divino, que es el creador de todas estas cosas, es Dios. Nuestra gente ha logrado llegar hasta un cierto punto usando su inteligencia. Al llegar a él, se dieron cuenta de que había una limitación y que no podían ir más allá de ese punto. En este contexto, resulta mejor aceptar que hay algo que no se sabe, pero es una necedad sostener que no existe nada más allá de lo que puede comprenderse. Debemos hacer el intento de entender y buscar la verdad y de ponerla en práctica. Lo que los hombres de ciencia han logrado aprender realmente no es sino una pequeña fracción de lo que hay por aprender, pero la soberbia que han acumulado en base a lo poco que saben, está fuera de toda proporción. Cuando le dejamos lugar a tanto orgullo y ego, no nos es posible ni siquiera entender aquello que podríamos entender. Con los hombres de ciencia sucede que las conclusiones a las que llegan, ellos mismos tienen que cambiarlas poco tiempo después. Ellos mismos se encargan de criticar las conclusiones a que han de llegar y de cambiarlas, de modo que no hay ningún científico que pueda decir que ha llegado al punto final y que no hay nada más que hacer.
Tanto en la senda espiritual como en nuestras tradiciones ha sido habitual que se declare que esto, aquello o lo de más allá no es la Verdad. Hasta que, finalmente, los buscadores han llegado a un nivel en que, gracias a su visión interior, han sido capaces de decir que esto es la Verdad, indicar el aspecto del Alma y realizar aquello que representa la Verdad última. Los científicos de hoy, en tanto, son devotos de una filosofía de máquinas. No reconocen la capacidad de los mantras. Su conocimiento responde a una acumulación de estudios de lo externo. No representa algo que se haya generado desde dentro como una esencia. Los que se dedican a las máquinas y que acopian información del exterior dentro de sí mismos, son científicos, en tanto que los que desarrollan la fuerza interior y son devotos del poder de los mantras, son santos. Esta diferencia entre un científico y un santo es de gran profundidad y responde a la esencia.
Pueden tratar por muchos años y años de entender el aspecto de Dios, sin llegar a lograrlo por completo. La Luna que no podemos alcanzar, habrá de ser señalada con el dedo y mostrada desde la distancia. De manera similar, no podemos entender la naturaleza del infinito e inalcanzable Dios, de modo que deberíamos tan solo reconocer su Divinidad en términos de algo que podamos aceptar. El aspecto de Dios es algo que está más allá del tiempo y de un alcance fácil y, si queremos entenderlo, nosotros mismos debemos adoptar métodos que estén más allá y por encima del tiempo. Fue en este contexto que los ancestros dijeran: "Aquel que conozca el aspecto de Brahman llegará a ser él mismo Brahman".
El resultado de vuestro esfuerzo dependerá de su intensidad y de vuestro sacrificio. El resultado final corresponderá solamente al esfuerzo que desplieguen. Este poder o fuerza que tratamos de describir por medio de la palabra Dios no es algo que les sea externo o que esté fuera de ustedes. Está presente en ustedes y es vuestro propio Ser. (6)




(1) Oración de Paramahamsa Yogananda: "Oh Espíritu, revélate tal como eres".
(2) Lluvias de Verano - Tomo 5 - Bhagavan Sri Sathya Sai Baba - Pag. 61 -
(3) Conversando con la Divinidad - Bhagavan Sri Sathya Sai Baba - Pag. 173 -
(4) Lluvias de Verano - Tomo 4 - Bhagavan Sri Sathya Sai Baba - Pag. 95 -
(5) Lluvias de Verano - Tomo 4 - Bhagavan Sri Sathya Sai Baba - Pag. 181 -
(6) Lluvias de Verano - Tomo 3 - Bhagavan Sri Sathya Sai Baba - Pag. 34 -

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