CONTENTO

"Si el egoísmo es destruido, todos los problemas terminan, todos los descontentos desaparecen, y se logra la bienaventuranza".(1)

El bien y el mal no responden a cualidades intrínsecas de las cosas que ven. En verdad, ellos provienen del trabajo que realizan. Si vuestro corazón está lleno de lo bueno, también será bueno el resultado que obtengan. Por eso es que deberán llenar su corazón con ideas buenas. Vuestra primera intención habrá de ser la de promover ideas buenas, buenos pensamientos y buenas acciones en sus hogares. El hombre no puede vivir aislado y separado de la sociedad. Incluso antes de nacer como individuo, la sociedad se levanta ante él como guía, y, por eso, aquel habrá de reconocer a la sociedad y dirigir sus acciones en consonancia con la sociedad en la que vive. Sólo cuando están en buenas condiciones todos los miembros del cuerpo, ese cuerpo estará contento. La seguridad de todos los miembros y órganos individuales apunta a la seguridad y el contento de todo el cuerpo. Esto demuestra claramente que nuestra propia felicidad es sinónimo con el agrado y la felicidad de todos los individuos de una sociedad de la que formemos parte. El mundo está lleno de bienaventuranza y de dicha. ¿Cuál es entonces la razón por la que hay tantas dificultades y tanto dolor en el mundo? No es más que el cambio en nuestras propias actitudes el responsable por esta situación indeseada. Cuando estamos en el aspecto del Alma o de Dios, todo se ve como dicha, en cambio, si estamos inmersos en el aspecto corporal, todo nos parece doloroso.(2) El hombre debe aprender a estar contento con lo que tiene y obtiene y ver todo lo que recibe como un regalo de Dios. Cuando se está satisfecho con lo que se tiene, se puede ser feliz. Cuando se desea más, se tiene descontento y tristeza. En la actualidad hay muchas personas que no están contentas con lo que tienen y buscan incesantemente más riquezas, posición y poder. Perpetuamente están acosadas por el descontento. Reclaman derechos de todas clases pero no están conscientes de sus responsabilidades. Están siempre consumidas por la pena y los deseos insaciables. El hombre contento es la persona más digna de elogio. ¿Quién es el hombre más rico del mundo? Ciertamente no el millonario ni el billonario, sino el hombre que está completamente satisfecho con lo que tiene. Aquel que está lleno de deseos es el más pobre del mundo. Quien desea realizar lo Divino debe cultivar esta cualidad. Los grandes maestros espirituales -Ramakrishna, Vivekananda, Tulsidas, Ramadas, Kabir y otros- fueron hombres que llevaron una vida de contento supremo. En muchas ocasiones ellos no tenían ni siquiera para comer pero consideraban tales ocasiones como invitaciones de Dios para observar ayuno como alimento para el Espíritu. Disfrutaban esos ayunos por la contemplación de Dios. Cuando eran agasajados con una rica comida, consideraban un banquete como un regalo de Dios para compensar el ayuno que habían observado. Ya fuera ayuno o banquete, ellos lo recibían con el mismo sentido de alegre aceptación. No se deprimían por el ayuno ni se regocijaban por el banquete. Dice el Gita: "el equilibrio de la mente es yoga". Los antiguos sabios practicaron esa ecuanimidad de la mente y esto se debe enseñar a los jóvenes para que lo cultiven. Aquel que ha alcanzado el contentamiento se puede distinguir porque disfruta de la bienaventuranza de la Gracia Divina.(3) El hombre contento es libre, no depende de otros; la aflicción no lo afecta. Está contento con todo lo que le pasa, bueno o malo, porque está convencido de que sólo debe prevalecer la voluntad del Señor. Su mente está en paz y tranquilidad, siempre está lleno de gozo. La necesidad de alegría es signo de ignorancia. Los que no luchan por lograr las metas de la vida, y van por la senda de la desidia, ¿cómo se les puede decir que sean felices pase lo que pase? La alegría es un tesoro que los sabios ganan, no lo pueden ganar los necios que acumulen un deseo tras otro, que construyen un plan tras otro, y que están perpetuamente deseando algo, que se preocupan y encienden su corazón con la avaricia.(4)

(1) Sobre el Amor - Prema Yoga - Bhagavan Sri Sathya Sai Baba - Pag. 17 - (2) Lluvias de Verano - Tomo 3 - Bhagavan Sri Sathya Sai Baba - Pag. 87/88 - (3) Bhagavan Sri Sathya Sai Baba - (4) Sadhana - El Sendero Interno - Bhagavan Sri Sathya Sai Baba - Pag. 53 -