"Amémonos los unos a los otros como Dios nos ama
a todos, con un amor intenso y particular.
Seamos amables los unos con los otros. Es mejor
cometer faltas con amabilidad que hacer
milagros con falta de ella".(1)
Los Vedas le enseñan al hombre que todos son parientes, que todos son Divinos, enfatizan que Dios es amor.(2) La religión tiene como meta erradicar el odio y la enemistad entre los hijos de Dios; pero encontramos a las religiones envueltas en conflictos. El lenguaje es el medio para cimentar amistades, promover cordialidad e ir acercando a las personas por la conversación amorosa y la charla compasiva, pero se ha vuelto un arma mortífera. Los templos no son moradas de la paz, son instituciones por las cuales la gente entra en combate. Hermano lucha contra hermano, ¡cada hogar es un campo de batalla!.(3)
El individuo tiene que observar, antes que nada, los límites y leyes establecidos y de ello derivar alegría y fortaleza. Sólo así, su mente limpia se encaminará hacia niveles cada vez más elevados, él y la sociedad de la cual forma parte, se beneficiarán con ello.División, diferencia y distinción separan al hombre de la Gracia otorgadora de vida, que alimenta a cada célula del cuerpo y a cada individuo en el mundo. El mundo está sustentado por esta misma Gracia. Un árbol requiere para su crecimiento tierra, sol y atmósfera, pero, más que estos tres, requiere la semilla. La vida del hombre está condicionada por sentimientos y acciones, así como por las consecuencias de los mismos, pero su existencia depende de la voluntad de Dios. Los árboles que crecen son diferentes debido a la naturaleza del suelo, la cantidad de sol y la calidad de la tierra. De igual manera, los hombres pueden variar conforme a las consecuencias de los diversos tipos de sentimientos y acciones que emanan de ellos. Pero, al igual que es cierto afirmar que las semillas son las mismas, es verdad decir que la voluntad de Dios que creó al hombre es la misma, es una, sin diferencias. La variedad de formas, emociones y actitudes, así como la de comunidades y lealtades, es el resultado de que el hombre ignore su unidad fundamental en la voluntad divina y actúe en contradicción a esa unidad.(4)
Traten misericordiosamente a quienes luchan por sobrevivir, ayúdenlos tanto como puedan, dense cuenta de las responsabilidades de ustedes; condúzcanse reverentemente con los demás; ganen las bendiciones de Sai y adquieran buena fama entre sus semejantes; examinen sus actividades diarias sobre la piedra de toque de la rectitud; que se vuelvan individuos resplandecientes de virtud.(5)
Todos son Alma, chispas de la única Alma Suprema. Por ello no piensen mal de nadie, porque significa causarse mal a ustedes mismos. Ustedes han oído la declaración: "La adoración que se hace a cualquier dios llega a Kesava". Ahora digo: "El insulto que profieren contra cualquier ser vivo llega a Kesava", porque Kesava es la realidad interna de todo. Si no pueden servir al hombre, no lo dañen; no le causen ningún perjuicio. Actualmente, el clamor que sale del corazón de todos es por la paz. Desde el primer ministro hasta el pordiosero, todos piden paz y aspiran a la paz. La paz no puede ser comprada en una tienda; no puede ser fabricada. Se puede ganar mediante actos y actividades llenos de amor. Si se tiene en la mano una taza llena de agua salada, ustedes no pueden, mediante simples palabras, convertirla en agua dulce y potable.
Alimenten al hambriento con reverencia y humildad y este es el servicio que más urge ahora. En todas partes se oye clamar por comida, aunque si cada uno trabajara duro, este problema no surgiría. Hablamos de los estómagos que deben ser satisfechos, pero cada estómago llega al mundo con dos manos. Si se mantienen esas manos ociosas o no se les vuelve hábiles, no pueden cumplir con su tarea de encontrar comida para el estómago. Trabajar duro, ése es el mensaje, y compartir la ganancia con los demás. Mientras más duro trabajen, mayor será su ganancia, y más lo que pueden compartir. Trabajen duro, y algo más importante aún, trabajen con otros en amorosa unión.(6)
Pueden preguntar: "Swami, cuando uno encuentra a una persona que se comporta mal, viciosamente, ¿cómo podemos amarla?, ¿cómo podemos reverenciarla?, ¿qué quieres que hagamos?. En tal situación consideren una cosa: ¿quién es el que comete qué mal?, ¿qué es lo que impulsó el acto?, ¿quién hizo la acción?. El cuerpo. ¿Qué impulsó al cuerpo? La mente, ¿por qué fue obligado a hacerlo? Debido a la influencia de su Karma, el efecto acumulativo de sus actividades y actitudes durante muchas vidas en el pasado. El Alma es divina, ámenla, reveréncienla. Esa es mi respuesta. Si lo ponemos en términos más sencillos, al pasar por una calle observan un gran retrato de Swami sobre la entrada de una casa y se dan cuenta de que es la casa de un acérrimo enemigo suyo. ¿Van a reverenciar menos el retrato porque el dueño de la casa no merece su amor? Claro que aman al retrato y lo adoran, dondequiera que se encuentre, ¿no es así? Del mismo modo, reverencien al Alma en cada uno, es Dios quien reside en cada uno. ¿Por qué deben poner atención a sus faltas y vicios? Su deber es servir, no buscar faltas. Sirvan con todo su corazón, con un amor puro y sin mácula. Bajo mi invisible supervisión y guía deben servirlos y aliviar sus dolores y problemas. Hablen suave y dulcemente a los que sufren dolor y aflicción.(7)
Aprendan una lección del árbol. Cuando está cargado de frutos no levanta la cabeza en el aire con orgullo, se dobla hacia el suelo como renunciando al mérito por su logro como para ayudarlos a coger las frutas. Aprendan una lección de los pájaros. Alimentan a aquellos que no pueden volar lejos, el pájaro alivia la picazón del búfalo rascándolo con su pico, se ayudan y sirven entre sí, sin pensar en la recompensa. Cuándo más alerta debe estar el hombre, dotado con destrezas y facultades superiores? El servicio es la mejor cura para el egoísmo, así, dedíquense a él para aliviar el dolor y la aflicción en la medida de sus posibilidades.(8)
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