VALORES HUMANOS
VALORES HUMANOS: CARIDAD

DIOS ES AMOR

CONGRESO LATINOAMERICANO DE EDUCACION EN VALORES HUMANOS

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CARIDAD


"Enséñame a ser como la naranja madura que aun estando mordida o exprimida, sigue prodigando su innata dulzura. Que
aunque me golpee la maldad, me flagele la crítica cruel o me hiera la incomprensión, sólo exhale yo, incesantemente, la fragancia
del amor. Que así como los copos de jabón al ser batidos producen espuma limpiadora, que asimismo pueda yo ofrecer a todos, aun azotado por la ingratitud, la espuma purificadora de mi  más profunda sabiduría".
(1)

En la actualidad sólo existen intereses egoístas. Solamente cuando este egoísmo los abandone se tornarán ustedes libres. Las joyas son diferentes, pero la base de oro es la misma. Hay muchas formas, pero Dios es Uno. Hay muchos modos de adoración, pero las flores que se usan en los rituales son las mismas. Desgraciadamente, el hombre ignora estas verdades básicas y ha absorbido valores artificiales para el confort de su cuerpo, este cuerpo que se cae a pedazos tan sólo con un estornudo. No vivan sólo para él, sino para su patria y para servir a los demás. Cancelen su ego, ése es el verdadero servicio que ustedes pueden brindar. Usen toda su energía para el bien de los demás y para comprender su verdadera naturaleza.(2)
La vida en sí misma es una empresa limitada. Todos los actos realizados en ella deben ser gobernados por los límites que se apliquen. Cuando los deseos son controlados, la verdadera felicidad es experimentada. Hasta en la práctica de la caridad los límites deben ser tenidos en cuenta. Lo que uno regala no debe exceder las posibilidades financieras propias. Ni tampoco debe estar por debajo de nuestras posibilidades. En el primer caso, uno se enfrentará con problemas financieros. En el segundo, uno les niega a quienes necesitan lo que se les debe. La caridad no se limita sólo a dinero. Uno debe compartir también con los necesitados los recursos físicos, mentales y espirituales. Es sólo a través de este compartir y sacrificarse que la conciencia del Espíritu es conseguida. La caridad no debe ser indiscriminada. La ayuda debe ser dada de acuerdo con las necesidades del caso. El hambriento debe ser alimentado, quien esté desnudo debe ser vestido.
Aunque uno sepa todo lo bueno que se extrae del sacrificio, uno no hace ningún sacrificio. Aunque se aspire a la riqueza, uno debe procurar sólo lo que le corresponde. Un cajero de banco maneja grandes cantidades de dinero todos los días. Pero a él sólo le corresponde su salario. El no debiera desear más dinero que el que gana legítimamente. La riqueza excesiva acarrea muchos peligros. Los valores humanos son olvidados por los ricos. Mientras existe la riqueza, lo malo que resulta de ella no es tenido en cuenta. Solamente cuando se la pierde es que uno comienza a darse cuenta de esa locura. Lo mejor es estar prevenido y aprender a llevar una vida correcta desde el comienzo. La riqueza va y viene. La Moral es lo que uno debiera cultivar. ¿Qué es la Moral? Es la conducta correcta de acuerdo al tiempo y lugar.
¿Cuál es el origen del desorden, el caos, el crimen, la falsedad y la violencia que prevalecen hoy en el mundo? Lo encontramos en la conducta de la gente que es opuesta a la dignidad de la naturaleza del hombre. Toda la educación que recibimos no está relacionada de ninguna manera con los Valores Humanos. Sea tanto en la esfera de la política o de la conducta social, en la actividad económica o en la búsqueda espiritual, todas las acciones están basadas en los movimientos de la mente. No es posible ningún cambio de acciones a menos que la mente sea cambiada. Es por esto que Los Vedas (Escrituras Sagradas) dicen que la mente es la responsable de la atadura y de la liberación de los hombres. El corazón es como una cerradura y la mente es como una llave. Si giran la llave hacia la derecha le abren el corazón a Dios; si la giran hacia la izquierda, la giran hacia el desapego a objetos mundanos.(3)
Muchas personas dan dinero para fines de caridad en estos días. Pero la razón de esta caridad es para alivianar el peso de los impuestos de una manera o de otra. Todos ustedes saben de los grandes templos que se construyeron en Benares, Delhi, y otros lugares. Estos centros de peregrinación poseen muchos templos hermosos y atrayentes. Son construidos en mármol y son contribuciones a la arquitectura de la Nación. Millones son gastados en su construcción. No hay duda de que es bueno construir templos. Pero el verdadero templo es nuestro propio cuerpo. Si nosotros no nos purificamos, ¿para qué sirve construir templos? Los templos, construidos con costos millonarios, no son mantenidos adecuadamente. Enjambres de pordioseros arruinan os alrededores de los templos. Cuánto mejor podría ser si los millones utilizados en edificar templos fueran empleados en mejorar la condición de los pobres y los desamparados. Las instituciones para la ayuda de los desafortunados indigentes son más útiles que edificios de adoración. Darles una verdadera ayuda a los necesitados es servicio. El Amor hacia todos nuestros semejantes es la mejor disciplina espiritual. El mal uso del dinero es un gran mal. La riqueza debe ser usada sólo para buenos propósitos. El dinero puede llevar al hombre a cualquier lugar, bueno o malo. Por lo tanto, debe cuidarse que las riquezas no lo conduzcan hacia el mal. Limitando los deseos y reduciendo los requerimientos de confort, los ricos deberían dedicarse al servicio de los pobres y de los desamparados. Busquen la felicidad que se consigue del servicio a los semejantes. La felicidad es unión con Dios. Debieran tomar todo tipo de actividad y darle un significado espiritual. Sólo aquellos que están imbuidos con el espíritu del servicio desinteresado son quienes deberían ser los líderes de la Nación. El servicio a la sociedad debería ser el primer deber de todos.(4)



(1) "Que sólo rezume yo dulzura" - Oración de Paramahamsa Yogananda.
(2) Divinas Palabras - Vol. II - Bhagavan Sri Sathya Sai Baba - Pag. 38 -
(3) Divinas Palabras - Vol. II - Bhagavan Sri Sathya Sai Baba - Pag. 87/88 -
(4) Divinas Palabras - Vol. II - Bhagavan Sri Sathya Sai Baba - Pag. 91/92 -

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