VALORES HUMANOS
VALORES HUMANOS: ACEPTACIÓN

DIOS ES AMOR

CONGRESO LATINOAMERICANO DE EDUCACION EN VALORES HUMANOS

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ACEPTACIÓN


"Buena educación es únicamente aquella que nos enseña la Paz Universal, que nos permite desechar las ideas estrechas y que fomenta la habilidad de vivir juntos en unidad. Todo lo que vemos durante el día desaparecerá en un sueño en la noche. Lo que veamos durante un
sueño en la noche, desaparecerá durante el día. Así de  transitorias son nuestras experiencias".
(1)

Las nubes se juntan en el cielo y luego son dispersadas debido a al brisa. Así también se juntan los problemas en el mundo y se van separando cuando son favorables las condiciones. Para nadie resulta posible predecir el resultado de una acción en particular. Tampoco le es posible a nadie decir qué configuración tomarán las cosas con el paso del tiempo. En cierta manera, cada cosa depende del tiempo. El tiempo es una forma de Dios. Para nadie es posible entender fácilmente los "lilas" (juegos) de Dios. Las acciones de Dios no pueden ser comprendidas ni descriptas con facilidad. Esto se ubica más allá del alcance del pensamiento y la mente humanas. Todas las acciones Suyas son emprendidas por el bien de los seres humanos. Nuestro deber es hacer lo que nos pida, sin cuestionar nada. No tenemos ni el derecho ni la capacidad para cuestionar o para inquirir respecto de los actos del Señor. ¿Podría alguien decidir o establecer principios respecto de cómo han de comportarse o jugar los niños pequeños? Los niños no tienen ni egoísmo ni ego. Pueden jugar, reír o llorar como les plazca. De igual manera, el Alma Suprema es como un bebé que está por encima de los gunas. Nadie tiene el derecho ni la autoridad como para decidir o establecer la forma en que ha de conducirse. Cualquier cosa que haga, no es sino para nuestro bien.
Tomen conciencia de esta verdad, al menos a partir de ahora, y siéntanse contentos; lleven a cabo la parte que les corresponde y vuestro deber. Cualquier cosa que haga el Señor, lo hace con un propósito. Nunca hace nada como para engañar a otros o para representar un acto. Generalmente, no hacemos ningún intento por descubrir nuestras propias faltas, pero nos empeñamos en encontrar las faltas incluso a Dios. Mas, por mucho que traten, nunca podrán encontrarle faltas o defectos a Dios. Su corazón es limpio y sus ideas son sagradas. Al igual que vemos nuestra imagen reflejada en un espejo, también vemos reflejados nuestros defectos en Dios. Debiéramos darnos cuenta de que Dios es como un espejo limpio y puro. Todo lo que vean en el espejo, no será sino vuestros propios defectos y no los de Dios. Cualquier cosa que haga Dios, la hará por nuestro propio bien. Es necesario que reconozcamos y que aceptemos que, en verdad, todas las acciones de Dios no son sino para nuestro bien.(2)
En este mundo, el hombre no puede experimentar lo sagrado sin un enfoque de equilibrio mental. Es este equilibrio mental el que representa el Sadhana (disciplina espiritual) apropiado que puede conferirle una felicidad completa al hombre. Mientras no intente poner en práctica su equilibrio mental, su vida se encontrará en un estado de confusión. En el mundo de cada día encontraremos dolor y placer del mismo modo en que tenemos el calor y el frío. Si el hombre puede aceptar el dolor y el placer con una misma actitud, será capaz de llevar una vida feliz. Bajo ciertas condiciones, el frío producirá contento y bajo otras, el calor producirá placer. Podemos ver, entonces, que tanto el calor como el frío pueden resultar placenteros. Habríamos de notar que aunque haya diferencias en cuanto al tiempo y al camino, el aspecto del placer es común. En el invierno frío el calor nos produce felicidad. En la estación calurosa, el frío otorgará comodidad. Sin embargo, pareciera que calor y frío son opuestos. No es así. Si no hubiera frío, no le adjudicaríamos tanto valor al calor. Si no supiéramos lo que es calor, no valoraríamos el frío. Así también, de no existir el dolor, no disfrutaríamos del placer. En esto, el pesar toma la forma de un paso hacia la felicidad.
Se hace necesario que reconozcamos la verdad de que la felicidad se encuentra contenida en el pesar y el pesar contenido en la felicidad. Al reconocer esta Verdad nos resultará posible mantener una actitud igual respecto de ambos. El placer representa un intervalo entre dos dolores. Sólo cuando el dolor se encuentra entremezclado con el placer podemos darle algún valor a éste. Por eso es necesario que lo recibamos a ambos con una mente equilibrada. Este tipo de equilibrio mental es el que se refiere al mundo. Cuando podemos desarrollar este tipo de equilibrio mental, nos hacemos capaces de resistir las dificultades que nos salen al paso.
Alabanza y crítica, ganancia y pérdida, victoria y derrota, no son mutuamente opuestos. Hemos de meternos en este asunto y examinarlo más en detalle. Tanto la crítica como la alabanza sirven para establecer la estabilidad de un hombre. Parecen ser mutuamente contradictorios, aunque de hecho no lo son. Aquello que les puede llevar a una posición respetable, también puede hacerlos caer. En la medida que sean alabados, también crecerá paralelamente la crítica. Mientras más profundamente vayamos cavando en el pozo, tanto más alto se irá haciendo el montón de tierra junto a él. El pozo será descripto como un hoyo profundo, en tanto que la tierra extraída se describirá como un montón de tierra. Podemos imaginar que el pozo corresponde a la crítica, mientras que el montón de tierra corresponde a la alabanza. Sin embargo, si echamos el montón de tierra dentro del pozo, éste quedará tapado. En este contexto, la tierra del pozo y la tierra del montón son lo mismo. Un vez que comprendamos que, de hecho, esto es así, ya no le temeremos ni a la crítica ni a la censura.
Tenemos ahora las pérdidas y las ganancias. Si, por un lado, nos sentimos felices de haber logrado ganancias, también habremos de tomarnos el trabajo de protegerlas. La misma medida de sufrimiento por el que habremos pasado antes de lograr la ganancia seguirá estando allí también después. Cuando nos sentimos felices de haber logrado un margen de ganancia, también lamentaremos que vengan los agentes de impuestos a quitarnos una buena parte de él. Si logramos desarrollar una actitud respecto de que no ganar sino veinticinco rupias es lo mismo que ganar cien y pagar un impuesto de setenta y cinco, podremos llevar una vida feliz. Si logramos desarrollar una actitud respecto a que no deseamos ni la ganancia ni la pérdida, podremos llevar una vida pacífica y tranquila. De esta manera, siempre andarán juntas ciertas actitudes conexas con la sociedad, como el dolor y el placer, la victoria y la derrota, etc. Nuestra primera tarea habrá de ser la de reconocer nuestro deber. No tendríamos que estar pensando si ello nos llevará a la victoria o al fracaso. Es deber del hombre llevar a cabo un intento: el éxito o el fracaso de éste habrá de serle dejado a Dios. Si llegamos a desarrollar esta actitud, no seremos alterados ni por los éxitos ni por los fracasos. Más importante que centrarse en el pensamiento de que deben tener éxito, es que empeñen su esfuerzo. Si empeñan el esfuerzo necesario, no podrán caber dudas respecto de vuestro éxito. Si por causa de la mala suerte no logran lo que se proponen tampoco necesitarán lamentarlo, puesto que han puesto todo su empeño. Esta estabilidad y equilibrio mental que no les hace sentirse ni alborozados ni deprimidos, es el que deben desarrollar. Si logra esta actitud pareja frente a los asuntos que atañen a la sociedad, ni lo bueno ni lo malo les alterarán de manera desmedida.
En este mundo son naturales las consecuencias como el éxito o el fracaso que provengan del trabajo que lleven a cabo. Esta creación consiste en la confluencia y separación de cosas. Todo lo que nace está también destinado a morir. No obstante, los seres humanos de hoy desean encontrar una razón para la muerte, siendo que no quieren saber la razón para el nacer. Siempre estamos preguntando por qué y cómo murió alguien, pero no preguntamos por qué nació alguien. Así como nada sabemos sobre la causa de la muerte de uno, tampoco sabemos sobre la causa por la que uno nace. Con un propósito superficial pensamos que alguien murió ya sea debido a un accidente o a una enfermedad. Esto no es así. El único responsable por la muerte es el nacimiento. Si reconociéramos que el nacimiento representa la razón para la muerte, no lamentaríamos la muerte. Por ende, no deberíamos preocuparnos sobre los resultados del trabajo que emprendamos. Habríamos de reconocer al trabajo como algo natural para un ser humano.
Para aquel que reconoce que Dios representa la base del éxito y del fracaso, de las ganancias y las pérdidas, no habrá diferencia alguna entre estos aspectos. En ello habríamos de reconocer la actitud equilibrada de Dios mismo. Una vez que reconozcamos la Verdad de que Dios es Omnipresente y que se encuentra presente en cada uno y en todos, no habrá diferencia alguna entre uno y otro. Desarrollando estas ideas seremos capaces de desarrollar un equilibrio mental a través de la devoción.
Habríamos de reconocer que Dios está presente en todas partes y que el reconocimiento de la unicidad de Dios constituye al base de toda religión. Si lo que realmente existe no es más que uno, no queda lugar alguno para diferencias de actitudes. La misma fuerza vital que está presente en un elefante, también lo está en un perro o una vaca. Y, desde el momento en que esta fuerza vital presente en todos los jivas o individuos es la misma y una sola, podemos observar que todo es un aspecto de lo Divino.(3)




(1) Lluvias de Verano - Tomo 5 - Bhagavan Sri Sathya Sai Baba - Pag. 63 -
(2) Lluvias de Verano - Tomo 5 - Bhagavan Sri Sathya Sai Baba - Extractos de Pag. 47/55 -
(3) Lluvias de Verano - Tomo 5 - Bhagavan Sri Sathya Sai Baba - Extractos de Pag. 159/166 -

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