"Vean a Dios en cada persona que encuentren, vean a Dios en todo lo que hagan. Su misterio es inmanente en todo lo material y lo no material, de hecho, se ha descubierto que no hay tal materia ni nada material!. ¡Todo es Dios, una expresión de su misterio! Obtengan alegría de las fuentes dentro y fuera de sí. Avancen, no se detengan ni retrocedan: cada minuto debe marcar un paso hacia delante. Alégrense de que les es dado reconocer a Dios en todos y reciban con beneplácito todas las oportunidades de cantar su gloria, de oír su historia de compartir su presencia con otros. Dios tiene sus manos en todas las obras, sus pies en todas las altitudes, sus ojos más allá de todos los horizontes, su rostro delante de cada cara".(1) |
Hasta que ustedes sepan que todos son altares donde el único Dios está instalado, que todos son movidos y motivados por el mismo e idéntico Dios, estarán afligidos por el odio y el orgullo. Una vez que conozcan y experimenten esta verdad, se llenarán de amor y reverencia hacia todos. El bárbaro remedio de la guerra será descartado cuando esta hermandad básica sea sentida por el hombre en lo profundo de su corazón.(2)
A través de su sabiduría, el hombre puede ver al Dios interno en la araña y en cada ser existente dentro de los límites del espacio. El receptáculo puede ser diferente pero el contenido divino es el mismo. El sabor del agua salada será salobre, así prueben la carga de un camión, un vaso, un balde, un sorbo o una gota. El sabor de lo divino puede ser experimentado en el átomo o en el cosmos, en el amigo así como en el enemigo, en el virus y en el universo. ¡Esa es la realización, la liberación, la iluminación, la revelación!.(3) Sólo cuando el principio de cohesión y comunidad que reina y reside en el universo es sentido y descrito como humano, puede el hombre beneficiarse de él y esforzarse por alcanzarlo. Krishna es la humanización de este Eterno Universal. Cuando lo visualisamos entre sus compañeros pastores, compartiendo su desayuno con ellos, riendo y bromeando, haciéndoles travesuras y derramando alegría a su alrededor, sentimos el dolor del parentesco que finalmente nos eleva al más allá. Siempre que esta camaradería es evidente, allí tenemos una chispa de amor divino. Siempre que tal emoción sea evidente, allí hemos dado un paso más allá de las fronteras de nuestra individualidad. Un paso cada vez, correcto y firme; ésa es la manera como se debe progresar en este peregrinaje. Arjuna oró para que Krishna se hiciera evidente ante él como amigo y compañero más bien que como el Inmanente Director, el Trascendental Soberano, la Sustancia Innata de todo lo que es, fue y será. El anhelaba la alegría del parentesco más que la bienaventuranza de la fusión. Concebir a lo Divino como el núcleo y la cubierta de cada átomo y planeta, de cada grano de polvo y cada sistema de nebulosas, así como de uno mismo, es un ejercicio que sobrecoge la individualidad, y por eso Ramakrishna Paramahamsa y otros han rogado por tener el papel de adorador antes que por la abolición de los roles.(4) Cuando ustedes hablan, ven o piensan, ¿son los órganos -lengua, ojos, cerebro- los que hablan, miran y juzgan y deciden? Es la Inteligencia Unica, el Uno que, como una corriente subterránea, trabaja en y a través de todos los hombres y cosas: Dios. Cuando están ustedes inmersos en el canto devocional, noten que es el Uno el que los está impulsando. Su lengua pronuncia las palabras en el tono establecido, sus palmas marcan el ritmo lento o rápido, su cabeza se balancea al unísono de los sentimientos que el corazón expresa, su menta rebosa bienaventuranza ante la magnificencia de las imágenes que la canción evoca. Así también un danzante une armonía y melodía en cada gesto y movimiento de músculos y extremidades, pero todos los actos se originan en una fuente común, Dios, quien reside en el corazón como su regente. Cuando El es ignorado, olvidado, o negado, no hay alegría para ustedes ni para otros a través de ustedes, son ustedes tamásicos, indolentes, necios; o rajásicos, pasionales, fanáticos, pero no sátvicos, puros, equilibrados, serenos. Dios es todo, es todas las formas, todos los nombres, no hay un lugar donde no esté ni un momento en que no sea. Hasta el diablo indica en su nombre su afinidad, pues comparte una sílaba con el Nombre Divino. El trueno es el mensaje de Dios; la lluvia es su gracia. No dejen pasar ni un segundo sin estar conscientes de su presencia; no dejen pasar ni un acontecimiento sin recordar que El es el artífice.(5) Cada órgano del cuerpo tiene un nombre, forma y función diferente. Cada nervio, músculo y articulación tiene su propio papel en el mantenimiento y crecimiento del cuerpo. La palabra "cuerpo" denota a todos éstos juntos. Así también, la palabra "pueblo" y el nombre "Putaparti" denotan a todos los individuos, familias y comunidades que viven y funcionan juntos aquí. Si un solo nervio, músculo o articulación se atrofia, todo el cuerpo sufre, pierde eficiencia. De igual manera, si tan sólo un individuo o familia en el pueblo se altera, está abatido e impedido, ansioso o temeroso, enfermo o débil, indigente o ignorante, todo el pueblo se ve afectado por la dolencia. Cuando se golpea un dedo del pie, el ojo derrama lágrimas; cuando los desamparados y los pobres están hambrientos y oprimidos, los encumbrados y los ricos también se ven afectados. En otras épocas, cuando cada uno era reconocido como parte complementaria del mismo "cuerpo político", había paz en la tierra, risas en el campo y festones en las puertas. Pero hoy en día cada órgano busca lastimar a otro, no hay cooperación ni coordinación. Y el cuerpo yace postrado, lleno de dolor. Vivir, vivir felizmente es posible sólo en y a través de la sociedad, la sociedad no puede subsistir en el egoísmo, la avaricia y la envidia, que enfrentan furiosamente a un hombre con otro.(6) El hombre se ha engañado creyendo que la naturaleza es un rival al cual debe derrotar y conquistar, lucha y sufre pérdida y dolor en esa acción. Considera heroico soportar penurias en lo que él llama la conquista de la naturaleza, pero si sintiera parentesco con ella, que está igualmente saturada de divinidad y que proclama con igual claridad la inmanencia de Dios, sería más dichoso y tranquilo. Cuando vean en todas partes, en cada pulgada de tierra, en cada ser, pequeño o grande, la huella de Dios, percibirán a la naturaleza con una nueva vestimenta de gloria, como una manifestación que demanda adoración en vez de explotación y sojuzgación.(7) El aspirante espiritual no puede aislarse del mundo y escaparse a la soledad, porque el mundo lo seguirá hasta la más profunda cueva o el más denso bosque. El aspirante espiritual puede proclamar que ha progresado sólo cuando haya establecido en sí la fe en la unidad de la humanidad. Todo esto está envuelto por Dios. Cada cosa y cada ser no es sino una ola sobre la superficie del vasto, ilimitado océano que es Dios. Las olas pertenecen al océano y dependen de éste para su existencia individual, pero el océano no tiene necesidad de las olas. Por lo tanto, están ustedes unidos inextricablemente con todo lo demás y todos los demás. El mundo inevitablemente reaccionará sobre ustedes, reflejará sus pensamientos y planes; resonará con sus gemidos y creencias. Sus palabras, pensamientos, y obras afectarán a otros, y las de ellos llegarán a ustedes. Es deber de ustedes ser buenos ustedes mismos.(8) El hombre está hecho de tal manera que sólo puede obtener bienaventuranza y mantenerla por medio de la asociación con sus semejantes. Renunciar a todo contacto con los demás y emprender un camino solitario es signo de debilidad, de temor, no de valentía. Sólo la asociación activa produce moralidad, justicia, compasión, afinidad, amor, tolerancia, ecuanimidad y muchas otras cualidades que fortalecen y forman el carácter, moldeando la personalidad del hombre. La cultura es el resultado de la combinación de corazones y cabezas. Un grupo de individuos cargados de odio o desprecio de unos a otros no puede producir ningún efecto benéfico en ninguno de sus miembros, una concepción común o, más bien, una visión interior, común a todos es el factor esencial. La igualdad de creencias, opiniones y actitudes, es el factor principal. Esta igualdad debe tener como resultado un flujo de bienaventuranza que envuelva y entusiasme a todo el grupo. Si el individuo sabe que él es divino y que todos los demás lo son por igual, esa conciencia es el mejor vínculo para la sociedad. ¿Cómo puede una persona que sabe que todos son divinos alejarse del Dios que reconoce? Yo soy El, El es yo, tanto yo como El somos parientes y amigos en El. Esta conciencia es tan estremecedora, tan satisfactoria, tan inspiradora, que tal sociedad es la más noble agrupación de hombres piadosos a la que un hombre puede jamás entrar.(9) |
(1) Mensajes de Sathya Sai - Vol. VII - Bhagavan Sri Sathya Sai Baba - 9-3-68 - Pag. 21 -
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DIOS ES AMOR
SIMPATÍA
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