"Padre, enséñame a ser calmadamente activo, y activamente calmado. Haz que yo pueda ser un príncipe de Paz, sentado en el trono de la serenidad, gobernando el reino de la actividad. Abre Tú, Señor, la reja de pétalos del capullo de nuestro corazón, y pon en libertad a la cautiva fragancia del amor. La dulce esencia irá flotando en los vientos de nuestras percepciones espirituales hacia Tu templo secreto. ¡Oh Adorable! Queremos que nuestra brisa anhelante acaricie Tus ocultos pies".(1) |
La Paz es la característica de la mente del hombre. Esa es la cualidad innata de la mente. Para buscar paz no hay necesidad de ir a ninguna parte más. Como el oro y la plata que permanecen ocultos debajo de la tierra, las perlas y los corales en el mar, la paz y la alegría también permanecen ocultas en las actividades de la mente. Deseoso de adquirir estos tesoros ocultos, si uno se sumerge y dirige las actividades mentales hacia el interior, se llena de Amor. Solamente aquellos que se han llenado de ese Amor y viven en a luz del mismo pueden ser llamados hombres.
Esa cualidad santa del Amor no se manifestará sólo a ratos; tendrá que estar siempre presente e inalterable. Ella es una e indivisa. Quienes están saturados de amor son incapaces de rencor, egoísmo, injusticia, error y mala conducta. Los corazones llenos del néctar del Amor denotan lo genuinamente humano. Amor es aquello inmaculado, desinteresado, libre de impurezas y continuo. Los hombres que se empeñan en las acciones suaves y dulces de la benevolencia, de la rectitud, del amor y de la verdad, tienen la posibilidad de realizar y manifestar la propia inmortalidad.(2) |
(1) Oración de Paramahamsa Yogananda -
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DIOS ES AMOR
EL AMOR EN LA PAZ
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