VALORES HUMANOS
VALORES HUMANOS: COMPASIÓN

DIOS ES AMOR

CONGRESO LATINOAMERICANO DE EDUCACION EN VALORES HUMANOS

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COMPASIÓN


"Dios es la fuente de todo Amor; amen a Dios,
amen al mundo como la vestidura de Dios, no más, no menos.
Por medio del amor pueden fundirse en el océano del amor.
El amor cura toda mezquindad, odio y aflicción. El amor afloja los lazos y salva al hombre del tormento del nacimiento y la muerte. El amor
ata todos los corazones en una suave y sedosa armonía"
(1)

De todas las virtudes, la primerísima es este amor puro y sublime. Otro nombre para el amor es: "la compasión". El amor es tal que en la medida que sigan amando, se desarrollará. ¿Qué significa amor? Tendemos a considerarlo como una relación entre dos individuos. Otros piensan que este "amor" es algo como una relación entre un individuo y un objeto. De este modo, se trata de definir el amor como un artículo externo, un vínculo que existe entre un individuo y otro, o entre un individuo y todo el mundo material que lo rodea. Es cierto que se le puede llamar a esto amor, pero se trata de un amor egoísta en su naturaleza. Este amor es el que promueve nuestra propia causa, y, ¿cómo podría ser un amor puro aquello que motiva nuestros propios intereses y nuestra propia causa? El amor no es algo que pueda ser tomado o dado en préstamo. Por ende, el amor que es santidad, que es pleno y puro, no debe tener nada de egoísmo, no debe ansiar fruto alguno, y aquel amor que es desinteresado, que no busca frutos y no tiene motivación egoísta, ese es el Amor de Dios. Deberá ser este amor, estable, desinteresado y sublime, el que con propiedad se llame Verdadero Amor.(2)
En nuestra ignorancia sólo vemos la variedad en la creación, vemos únicamente la multiplicidad superficial y no tratamos de ver el Principio Divino básico y unificador, la Unidad que es Dios. Nos sumimos en actividades mundanas y nos extraviamos en la prosecución de deseos mundanos. Y como estos deseos mundanos jamás encuentran su satisfacción, nos volvemos en contra de Dios. Cuando llegan a ser satisfechos algunos de nuestros deseos mundanos, nuestra devoción hacia Dios recibe un repentino estímulo; y cuando nuestros deseos se frustran, nuestra devoción hacia Dios se transforma instantáneamente en antipatía.
Perseguidos permanentemente por los deseos mundanos, pensando erróneamente que la satisfacción de éstos es la única finalidad y meta de la vida, y olvidándonos de la Omnipresencia de Dios y del verdadero propósito de la vida, perdemos nuestra fuerza innata y nos sentimos débiles e impotentes. Pese a que las Escrituras han proclamado que la Verdad es una sola, nos dejamos, sin embargo, atraer y engañar por la irreal apariencia de la variedad y fracasamos en aprehender la Realidad Divina no-dual tras esta variedad. Estamos plantando ahora sólo una pequeña semilla. Con el paso del tiempo, de esa pequeña semilla crecerá un árbol inmenso. De ese árbol surgirán miles de frutos y en cada uno de esos frutos se encontrará el mismo tipo de semilla que hemos plantado. Del mismo modo, ha emergido este inmenso árbol de la Creación desde la semilla de la Divinidad. En el árbol de la Creación, los seres vivientes y los hombres son como los frutos. En cada uno de estos frutos se encuentra latente la Divinidad primordial. Es por ello que en el Bhagavad Gita el Señor dijo: "Yo soy la fuente y el orígen de todos los seres vivientes, y soy inherente a ellos como la semilla lo es al fruto. Yo soy el Alma, el Principio Divino en todo y en cada cosa". Solamente a la luz de esta Verdad, reconociendo a Dios como inherente, como Alma en todo, debemos cultivar y manifestar Amor hacia todos los seres. Esto es lo que se significa a través de la ofrenda de: Amor y compasión hacia todos los seres.(3)
Todos son miembros de un solo cuerpo, alimentados por la misma sangre, impulsados por la misma voluntad, la voluntad de Dios, unidos por la misma Ley Divina. Esta es la forma cósmica que se debe ver y experimentar: Dios en todos; Dios en todas partes.
Dios es la realidad interna de todos los seres. Todo esto está envuelto por Dios. El Principio Divino que está en cada uno es como la corriente eléctrica que ilumina las lámparas de distintos colores y de distintas potencias. El mismo Dios brilla a través de cada uno, cualquiera que sea el credo, el color, la tribu o el territorio, la corriente anima y activa todas las lámparas. El amor ve a todos como una Familia Divina. Para elevarse a la altura total de su glorioso destino, el único instrumento con que el hombre cuenta es el Amor. El hombre no es sólo un cúmulo de habilidades y logros. El hombre posee en sí mismo el anhelo y la capacidad de alcanzar desde el pequeño y estrecho círculo del "Yo" hasta el vasto horizonte del "Nosotros". La esencia del hombre es Divina. El amor se da a sí mismo para siempre, nunca pide a otro que le dé, bríndenlo y se les brindará.
Dios, el Señor está presente en todos los seres. Solo cuando llegamos a aprehender esta verdad, florecerá la flor de la Compasión en nuestros corazones y llegaremos a poder ofrendarla, en toda su belleza y fragancia, a los Pies del Señor.
La Compasión no implica meramente la demostración de bondad o simpatía hacia alguien en desgracia. Exige una completa identificación con el sufrimiento que otros experimentan y el tratar de mitigar ese sufrimiento como forma de aliviar la agonía que experimenta uno mismo. Cuando le ayuden a alguien, deben sentir que se están ayudando a sí mismos.
Vean lo Universal en todos, vean a todos como olas semejantes, sostenidas por el mismo amor. Desarrollen ese parentesco, ese amor, esa simpatía. Sirvan a los demás no con el sentimiento de que son otros, sino con la actitud de adoración que ustedes reservan a Dios. Un solo acto de servicio ofrecido al Dios que ustedes ven en otro, vale por todos los años de anhelo por Dios.El servicio se ha vuelto una palabra muy común, pero su valor queda muy reducido por la hipocresía de los que la pronuncian. Realmente, solo aquellos que sufren en agonía, un dolor igual a la vista del dador, de la aflicción o de la enfermedad, tienen el derecho de ofrecer servicio, pues no están sirviendo a los demás, se están sirviendo a sí mismos para eliminar lo más rápida y efectivamente su propia aflicción. El servicio a los demás es la medicina que se necesita para aliviar la angustia que nos invade al ver la angustia de otro ser. Sientan que se están sirviendo a sí mismos, que están domando a su propio ego. De otra forma el servicio eleva su amor propio y desarrolla un sentido de superioridad que son ambos espiritualmente dañinos.Dios es la personificación de la dulzura. Aláncenlo ofreciéndole a El, que reside en todos, la dulzura de que los ha provisto. Trituren la caña en el molino del servicio, hiérvanla en el caldero de la penitencia, blanquéenla limpiándola de toda ansiedad sensual, y ofrézcanle a El el azúcar cristalizado del AMOR COMPASIVO.(4)




(1) , (2) y (4) - Bhagavan Sri Sathya Sai Baba - Recopilación de sus Enseñanzas -
(3) - Divinas Palabras - Vol. II - Bhagavan Sri Sathya Sai Baba - Pag. 124/125 -

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