"Divino Creador, Presidente del Universo, Supremo Funcionario de los Planetas, de las Estrellas y de las Galaxias!. Tu ley democrática que otorga a Tus hijos ciudadanos los derechos de libre albedrío y de autoevolución, los va acercando cada vez más a Tus Ideales. Fuimos creados en conciencia de omnipresencia y hemos recibido de Ti el patrimonio de la eterna libertad. Pero, ¡ay de nosotros! Hemos aprisionado nuestra universalidad detrás de las rejas de nuestra mezquindad y de nuestros intereses egoístas. Permite Señor, que aprendamos a expresar el calor del amor y de la comprensión de nuestras almas, que derrite las heladas barreras de la exclusividad. Bendícenos, ¡Oh Padre! Para que podamos constituir un Mundo Unido, eligiéndote nuestro Presidente Espiritual Perpetuo, y que bajo Tu dirección sepamos gobernarnos a nosotros mismos como es debido, con la conciencia y con el discernimiento del alma. Enséñanos a enriquecer nuestras oportunidades y afinidades espirituales ampliando el círculo de nuestro amor patrio para que abarque a todos los habitantes de la tierra, sin tener en cuenta su color, casta, clase, sexo o credo. ¡Oh Señor Cósmico! Enséñanos a respetar con buena voluntad la independencia de todos Tus hijos, que nacieron libres. Y ya sean buenos o ya estén momentáneamente embriagados por el error, permite que podamos considerarlos y honrarlos a todos por igual, como hijos Tuyos".(1) |
El país no está hecho de polvo. Es un conglomerado de seres humanos. Son los seres humanos los que hacen que sea un país. No se le llamaría así si no hubiera seres humanos en él. Un país es algo muy similar a un cuerpo humano. La Fuerza Divina que hay en él es la naturaleza humana en el cuerpo. Si no hubiera Fuerza Divina en el cuerpo humano, ¿de qué serviría?. Un cuerpo carente de Fuerza Divina equivale al polvo. Hoy en día no vemos sino la forma humana, pero en esta forma están extintas la naturaleza y las cualidades humanas. Las cualidades que son preciosas y que caracterizan al ser humano, son la moralidad, la adhesión a la Verdad y a la Rectitud, y, si faltan, la naturaleza humana no reluce en absoluto. Hemos de promover la calidad en la naturaleza humana. No debemos cultivar simplemente la forma y la apariencia humanas. Ambas vienen a ser como el polo negativo y el positivo. Si no se manifiesta apropiadamente la unidad y unicidad de estos aspectos, ambos se vuelven inútiles. Guarden la Divinidad en el santuario de vuestros corazones y háganlo sagrado. Entonces podrán usar como quieran la forma humana. El hecho de que hoy día no lleven a la Divinidad en el santuario de sus corazones y se alejen de ella por este motivo, y que dejen que sus cuerpos vayan adonde quieran, no constituye en absoluto una cualidad humana. Representa un comportamiento muy parecido al de los animales. La libertad es algo muy necesario, pero antes de gozar de la libertad hay que entender qué significa. La libertad debiera nacer de la sabiduría y del carácter que configuren como resultado de vuestra educación. El propósito de toda la educación que anhelen deberá ser el hacer el intento de transformar la naturaleza humana en ustedes y elevarla hacia la sagrada Naturaleza Divina. Habrán de desechar la idea de comenzar por la Naturaleza o el medio ambiente que los rodea y avanzar desde ahí hacia el aspecto del Alma. Por el contrario, deben convencerse de que han de comenzar por el Alma y moverse desde allí hacia el aspecto de la Naturaleza. Si comienzan por el fundamento del Alma para adentrarse en la Naturaleza, estarán con ustedes las ideas puras que la caracterizan. Han de creer que toda la Creación es Divina. Dios está presente en cada punto de Su Creación y si lo ven en todas partes, les será posible vivir en este mundo físico, con un conocimiento justo de la Naturaleza que les rodea, y, gracias a este conocimiento del Espíritu, podrán disfrutar de la felicidad en el aspecto espiritual del mundo. El Alma Suprema representa la personificación de la Verdad y la Sabiduría, es infinita y en esta forma está presente en todos los órganos que configuran vuestro cuerpo. El resplandece en la forma del Alma dentro de vuestros cuerpos. Hoy en día están sucediendo muchas cosas increíbles y sorprendentes en el mundo. Muchas personas se sienten muy orgullosas porque son eruditas y piensan que pueden alcanzar altas posiciones gracias a su conocimiento de la Ciencia. Estas personas cuestionan la existencia misma de Dios y sostienen que, incluso habiendo un Dios, no tendría cabida ni en su pensar ni en su corazón. Esto constituye una argumentación ridícula. No hay necesidad alguna de examinar con cuidado lo que implica esta declaración. Una persona que sostenga que es erudita, no puede serlo tanto, puesto que si realmente fuera sabia, Dios habría de estar en su corazón, ya que El es la personificación misma del Conocimiento y el Saber. Decir que un Dios así no tiene cabida en la mente de uno equivale a decir que se carece de sabiduría. Dios es la encarnación misma del Alma y es el Sí mismo que está presente en cada uno, y decir que un Dios así no está presente en la mente de uno, equivale a decir que uno mismo no existe y viene a ser como proclamar que uno no cree en sí mismo.(2)
Hemos de considerar al cuerpo como sinónimo de hombre y el hombre como sinónimo de la mente. Si la mente de uno se comporta de la manera en que ha de hacerlo, uno se comportará como un hombre. Si no lo hace, uno no se comportará como tal. Todo el país depende de los hombres que lo constituyen. Si el país no está en la forma en que debería estar, ello significa simplemente que las mentes no se están comportando como debieran y por eso el país no es lo que debería ser. Lo bueno o lo malo de un país es algo que está determinado pro los hombres que lo constituyen. La confusión que prevalece en el país, la falta de disciplina y el temor que se notan en todas partes, no son sino resultados de nuestra propia conducta. Esta situación se ha producido debido a que no somos capaces de mantener nuestras mentes en la forma en que deberíamos y a que los hombres que constituyen el país no se comportan en la forma en que debieran. Si la mente y los pensamientos son buenos, los hombres serán buenos y si los hombres son buenos el país será próspero y gozará de felicidad. Decimos que éste es nuestro país, pero han de recordar que el país no posee una entidad corporal separada. Es el conglomerado del pueblo lo que se denomina un país. Hay un pequeño ejemplo para esto. Hacemos referencia a un pequeño grupo de personas como a una sociedad o asociación. Ni la sociedad ni la asociación poseen alguna forma distintiva. Los individuos que la componen tienen formas específicas. Debido a que estos individuos dotados de formas específicas se han hecho miembros, es que el grupo se llama sociedad. Deberíamos plantear la pregunta respecto de si esa asociación posee las cualidades que habría de tener. No hemos de considerar el número de sus miembros como criterio primario. El mero número no justifica el nombre de sociedad. Lo que la convierte en una sociedad es la unidad de pensamiento entre sus varios miembros. Se puede concluir que cuando el individuo es justo y cuando todos los individuos que componen la sociedad son correctos, la sociedad misma será justa y correcta. Hoy en día se observa confusión y falta de paz en todas partes, porque no hay unidad ni unicidad entre los que componen un grupo, y esto en todas las esferas: ética, moral, educacional, espiritual y científica. Se puede hacer referencia en cuanto sociedad a un grupo de individuos sólo cuando todos ellos tengan una base común y acepten un modo común de pensar. Pero hoy en día, en una sociedad que consista de diez personas, encontrarán diez modos de pensar y de planes individuales. Si estas diez personas siguen diez caminos diferentes y no hay unidad entre ellas, ¿tiene algún sentido el llamarles una sociedad u organización? Como los grupos o asociaciones sociales no tienen la fuerza como para unificar a los individuos, están pasando penurias. Debemos hacer un intento por convertir las ideas individuales en ideas sagradas.(3) Uno debería aceptar con un mismo sentimiento tanto los placeres como los pesares. Ambos deben ser recibidos de igual manera. El tener o el no tener no han de ser separados y experimentados aisladamente. Siempre van juntos. Uno debería mantener la misma actitud tanto frente a la reputación como a la falta de ella. Es un asunto muy difícil para un ser humano común decidir entre lo que debería o no debería hacer, y así poder encauzarse entre el bien y el mal. Muy a menudo carece de la independencia para poder elegir y decidir. Ante esto, nuestra sagrada tradición espiritual se ha encargado de indicarnos lo que es justo y que puede hacerse correctamente y lo que es erróneo y ha de ser evitado. La juventud de hoy deberá recordar la santidad del ser humano individual y mantener en la mente también la prosperidad de la sociedad de la que forma parte. Deberá pensar en el bien del país.(4) Bharat (India), ha sido testigo de la decadencia de la Rectitud y se ha convertido gradualmente en una verdadera morada para tendencias demoníacas que nutren la injusticia, el desorden y la falta de ética en la conducta. Es el deber de los estudiantes velar para que la Rectitud y el Amor sean resucitados en una sociedad tan agobiada moralmente en esta terrible Era de Kali con todos sus vicios desenfrenados, y se reafirmen la Paz y la seguridad. De la misma forma en que las madres sufren por sus hijos atrasados en la educación o en otros aspectos de la vida, así también la Madre India se lamente por la miseria espiritual y moral de sus hijos. Para aliviar esta agonía de la madre India, los estudiantes habrán de cumplir con su deber. Al hacerlo, harían muy bien en recordar que los ciudadanos, los ancianos, los hombres investidos de autoridad y los grandes líderes fueron también, todos, estudiantes en su tiempo y que ellos mismos, a su turno, serán los ciudadanos y los líderes de mañana. El gobierno no tiene el poder como para guiar a la gente por la senda de la moralidad y la espiritualidad. Los ciudadanos, por su parte, carecen de autoridad como para corregir al gobierno cuando se hace necesario. Mirado desde una óptica espiritual, tanto el gobierno como el pueblo parecen estar perdiendo el derecho de corregir los rumbos de cada cual. La razón para esta situación reside en que los hombres que tienen el timón en sus manos fracasaron en configurar sus vidas siguiendo los lineamientos espirituales de su infancia. La grandeza de un individuo dependerá de la perfección cultural que haya alcanzado. El término "cultura" no implica la mera diligencia. Significa la eliminación de los malos pensamientos y tendencias y el fomento de los buenos pensamientos y cualidades. Las vidas de los ciudadanos de mañana dependen y se configurarán de acuerdo con el tipo de vida que lleven los estudiantes de hoy. La vida que lleve una persona como estudiante representa el cimiento de la vida que llevará más adelante como ciudadano. Sólo cuando un estudiante lleve una vida caracterizada por la Paz y el autocontrol podrá tener una vida pacífica y satisfactoria más adelante, como ciudadano.(5) La Rectitud es un camino regulador para el desarrollo del hombre. Así como el Sol con sus rayos, la Rectitud ilumina el camino que el hombre debe seguir para el bienestar y progreso de la sociedad. En un código de conducta, la Rectitud es lo más importante. Rectitud significa que uno debe ganarse sus medios de vida en forma justa y ser un ejemplo para otros simplemente viviendo correctamente. No importan las cosas que le ocurran a uno, las vicisitudes que le toquen vivir o las dificultades que haya que enfrentar, uno nunca debe apartarse del camino de la Rectitud. La justicia es como una brújula de marinero. De cualquier manera que uno la coloque siempre señalará el Norte. En la misma forma, la justicia revela a Dios dentro del hombre y le permite disfrutar de la Bienaventuranza de la Divinidad. Por lo tanto, el ideal de la vida humana es aquel en que la Rectitud forma la base de cada acción. Toda la prosperidad que se consiga, todo el confort que se posea, proviene de la sociedad. Las reglas de la Rectitud aseguran que la riqueza adquirida de la sociedad sea utilizada en beneficio de la sociedad. En el proceso de adquirir riquezas uno puede cometer alguna falta. Es para arreglar tales errores que se debe practicar la caridad. La vida consiste en un intercambio constante entre el placer y dolor, alegría y tristeza, calor y frío. La felicidad es un intervalo entre dos momentos de dolor. La cáscara amarga que cubre a la naranja protege al jugo dulce que se encuentra dentro. Nosotros debemos observar el dolor, la ansiedad y la tristeza como las cubiertas protectoras de la Paz y Bienaventuranza que se experimentarán luego. Es un error procurar placer y comodidad para siempre en la vida. La verdadera felicidad no se encuentra de esa manera. Si uno no experimenta dificultades y problemas no se puede conocer el valor real de la Paz y la Bienaventuranza. El hombre cree que cuanto más objetos materiales posee se sentirá más feliz. Pero cuando el deseo crece también los problemas y malestares crecen. Nuestros deseos, apegos y ambiciones deben tener un límite. El mundo está padeciendo innumerables problemas porque la gente no le pone límites a sus deseos. La Naturaleza ha prescripto límites para todo: para la temperatura del cuerpo, para la capacidad del ojo de captar y tolerar la luz, o para el oído de oír sonidos. Cuando estos límites son traspasados, existe la posibilidad de que dichos órganos se dañen.(6) |
(1) Oración de Paramahamsa Yogananda: "Que seas Tú el Presidente del Mundo Unido"-
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DIOS ES AMOR
JUSTICIA
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