"Por causa de la mente los seres renacen. Por efecto de la mente los seres se liberan. La mente les confiere la victoria en los esfuerzos por realizar los cuatro objetivos: Rectitud, Bienestar, Satisfacción, Liberación, (Dharma, Artha, Kama, Moksha). La mente otorga la comunión eterna".(1) |
La gente alardea de estar interesada sólo en la indagación y la razón, de que sólo siguen el camino del conocimiento, ¡aspiran a ser sabios!. Pero el conocimiento no puede obtenerse sin una mente pura. Deben descubrir quiénes son ustedes antes de aventurarse a indagar quién es Dios. Una vez que hayan descubierto quiénes son, no tendrán necesidad de saber quién es Dios, pues son lo mismo. Cuando lleguen a saber que Dios está en ustedes, se valorarán mucho más a sí mismos, pues cuando el hombre sabe que el trozo de "vidrio" que ha encontrado es un diamante, lo mantendrá en una caja fuerte para mayor seguridad. Una vez que la piedra haya sido tallada por el escultor transformándola en una encantadora estatua de Dios, será altamente apreciada y se le instalará en un magnífico templo para ser adorada con ceremonias y rituales durante generaciones.(1)
La mente quiere, aspira, incita e insiste en el esfuerzo y la acción. Este proceso se llama sankalpa. Son como órdenes (sasanas). Todos deben ser conscientes de la variedad y validez de las acciones inducidas por esos mandatos. La mente alberga millones de éstos. De los pensamientos que aparecen y desaparecen, de las nubes que pasan silenciosamente, muchos quedan y agitan y activan la mente. Estos se llaman Sankalpas. Mientras no los conozca bien en relación a su vasto contexto, el hombre no podrá vivir feliz y en paz. Los buenos pensamientos pueden estimular lo mejor del hombre y ayudarlo a aprovechar todas sus energías para elevarse. El hombre debe reconocer los malos pensamientos o impulsos apenas emerjan y volverlos ineficaces cultivando sistemáticamente buenos pensamientos. Estos son los únicos que puedan salvar a la persona del desastre y mantenerla cerca de la Paz Suprema, de la Calma Suprema. Los buques que navegan en el mar, llevan una brújula para seguir la dirección deseada; sin ella, se corre el riesgo de naufragar contra rocas o témpanos de hielo. El hombre tiene que navegar sano y salvo a través del océano de Samsara (la marea). Así pues, necesita una mente unidireccional, sin agitaciones, que lo guíe y lo proteja. Uno puede descubrir por sí mismo cuán difícil es equiparse con una mente de esa naturaleza. El rostro es una fotografía de la mente, de sus humores, decisiones y deseos, en síntesis, de sus pensamientos. Tomen, por ejemplo, un disco; el contenido del mismo (palabras, canciones, ruidos) puede escucharse únicamente, no puede verse. El contenido de la mente, los malos pensamientos resultantes de la ira, el odio, la envidia, la desesperanza, la arrogancia, el egoísmo, así como los buenos pensamientos basados en la verdad, el amor, la caridad, la compasión, pueden verse en la cara, aunque no puedan escucharse. La mente modela el rostro. Cada sankalpa o pensamiento aceptado y llevado a la acción, es una marca o línea que afecta su forma. Podemos imaginar el rostro como la pizarra en la que se colocan los anuncios sobre las actividades del Instituto. El sankalpa no puede esconderse ni mantenerse encubierto. Todos los intentos por hacerlo son tan necios como la conducta del avestruz cuando lo persiguen. Entierra la cabecita en la arena y se considera a salvo mientras deja ver su cuerpo enorme. Los cazadores no tardan en matarlo y llevárselo. Los sankalpas malos y buenos se ven reflejados en el rostro del hombre. Un sankalpa afecta la conciencia de manera más sutil que una corriente eléctrica. Se manifiesta como una necesidad, un motivo con un nombre y una forma. Colores de manera definida en la corriente de los pensamientos. No es un garabato en una hoja en blanco sino que genera una multitud de reacciones en una mente que no está en blanco. Su poder depende del tiempo y de las circunstancias. Los sankalpas generan más sankalpas; desempeñan su función, sin ayuda alguna, a través de la propia fuerza latente. La mente activa el ojo y el oído, la lengua y la nariz y todos los órganos de la percepción y de la acción. La mente inicia su activación por medio de un sankalpa. La mente es el testigo invisible, el observador interesado, como la reina en el palacio del rey, que a través de las aberturas de las persianas de madera del harén mira el movimiento de los hombres y vehículos que pasan pro el camino. ¿Cuál es el origen de los pensamientos? ¿El ego, el Yo y el yo? El Atma íntimo. Los sankalpas, impulsos, o resoluciones interiores tienden a atraerse unos a otros cuando fluyen en la misma dirección o se relacionan con deseos similares. Las decisiones que toma la mente de registrar u omitir son sorprendentes porque el cosmos y todo su contenido puede caracterizarse como consecuencia de las mismas. La mente decide sobre la realidad y el aspecto del mundo objetivo que tiene que percibir. El sankalpa fructifica y el fruto depende de la semilla de la que proviene. Tarde o temprano, tiene que revelar sus efectos. Así pues, el hombre debe evitar los malos sankalpas y cultivar los buenos. Por ejemplo, uno puede albergar un pensamiento de dañar o herir a otro. Este puede fructificar causando daño o hiriendo al otro. Pero el sankalpa seguramente repercutirá en quien lo haya acogido y traerá a éste un daño o perjuicio centuplicado. Un sankalpa malo causa daño al emisor y a su destinatario. Por consiguiente, apenas brote en la mente como impulso o deseo un pensamiento pasajero, uno debe examinarlo con atención para determinar si perjudicará o beneficiará la propia reputación, si obstaculizará o promoverá el propio progreso, si debilitará o fortalecerá el propio carácter. Si pertenece a la categoría primera de cada uno de estos pares, aléjenlo como un objeto hediondo y sálvense, saturando la mente con buenas intenciones. El empeño en esta dirección se intensifica con el incentivo recíproco. Los sabios iluminados (rishis) en sus moradas de los bosques se beneficiaron enormemente gracias a este tipo de proceso consultivo confirmativo. Los sankalpas del hombre, las manifestaciones de los mismos a través de la acción, pueden detectarse fácilmente. Tomemos, por ejemplo, una persona que haya hecho algo malo, que haya robado, que haya escandalizado a otra, que haya dicho una mentira; mírenle bien la cara, examínenla atentamente. En ella verán los signos de la confusión y el temor. La ansiedad debilita las células de la sangre, empalidece el rostro, hace temblar los labios. La salud de la persona se resiente. La supresión es peligrosa y la expresión lleva aparejado el oprobio. Ese es el efecto de un sankalpa malo. Por lo tanto, debe extirparse de raíz y eliminarse. Un sankalpa malo nutre la inquietud, la ansiedad y la anarquía. Ustedes deben ver lo bueno, escuchar lo bueno y obrar bien para que no emerjan malas intenciones. Las personas que frecuentan a criminales o leen y escriben acerca de ellos serán propensas a contagiarse con el mal. Los aspirantes espirituales que frecuenten a los justos tenderán a desarrollar serenidad y compasión. La mente es más veloz que el sonido e incluso que la luz. Así como uno controla con más atención un automóvil que se desplaza a mayor velocidad que los demás, uno debe ejercer un gran control y dominio sobre la mente. Si siguen los caprichos de la mente se convertirán en animales. Si los controlan con discernimiento se convertirán en candidatos a la Divinidad. Todo impulso debe someterse a examen y al veredicto de un juez: el intelecto superior (Buddhi). Uno debe preguntarse si el impulso mueve a uno a ridiculizar o difamar a otro. En caso afirmativo, suprímase como indigno. Las buenas intenciones brotan en forma de acción; ésta fructifica como disciplina espiritual; la disciplina espiritual modela un carácter virtuoso (seela) y éste atrae la lluvia de la Gracia. Si una persona cultiva buenas compañías, todas sus intenciones podrán ser beneficiosas. Evidentemente, uno no puede obtener esas intenciones en el exterior sino que deben brotar del interior, del corazón; sin las malas hierbas del orgullo y la ambición, la compañía de los justos ayuda a purificar el corazón. Esta es la lección que se debe aprender hoy: cultiven los buenos pensamientos (sathsnkalpa) cultivando las buenas compañías (sathsanga). ¿Cómo pueden esperar frutos nutritivos si cultivan semillas venenosas? ¿Por qué ha de atribuirse a Dios la responsabilidad de que las semillas amargas no den frutos dulces? El hombre es el único animal que absorbe y expresa la bienaventuranza. La sonrisa en el rostro es la flor de la alegría que llena el corazón y disuelve el descontento y la depresión de los demás rostros. La mente puede ser un instrumento que permite tener éxito en cualquiera de las vías del yoga y en los esfuerzos por cumplir los objetivos de la vida. Si el hombre le permite promover todo tipo de deseo e impulso, seguramente lo hundirá en la esclavitud. La mente da forma a la vida y al mundo en el cual uno vive. La mente del individuo, el "yo" tiene su origen en la Mente Cósmica Divina, en Brahman. El deber de cada uno es llevarla a la comunión con la fuente. Asi, el "yo" se vuelve "yo". Antes de la comunión, el "yo" se conoce como humano y se anuncia como limitado. Para realizar la comunión, la consumación, saturen la mente con buenos pensamientos. Recuerden: "Los buenos pensamientos modelan una mente buena y una mente buena conduce a Dios".(2) |
(1)Mensajes de Sathya Sai - Vol. VI - Bhagavan Sri Sathya Sai Baba - Madrás, 1-1-67 - Pag. 8 -
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DIOS ES AMOR
PUREZA MENTAL
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OM SRI SAI RAM
ResponderEliminarMUY BONITA PAGINA, SALUDOS